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La lucha contra los microplásticos y la Comisión Europea

Ciencia y Tecnología - octubre 27, 2023

Los microplásticos representan una amenaza creciente para el medio ambiente y la salud humana en todo el mundo y Europa se propone actuar.

La creciente amenaza medioambiental son las partículas de plástico extremadamente pequeñas, a menudo inferiores a 5 milímetros, que pueden proceder de diversas fuentes, como los residuos plásticos, los productos de cuidado personal, la industria textil, etc. Estas diminutas partículas se infiltran en los ecosistemas acuáticos y terrestres e incluso en el aire que respiramos, causando daños irreparables a los organismos vivos y al medio ambiente en general. Consciente de esta amenaza creciente, la Comisión Europea ha tomado importantes iniciativas para combatir el problema de los microplásticos, que a menudo se añaden a propósito a diversos productos industriales.

Los microplásticos se encuentran en todos los rincones del planeta, desde los fondos oceánicos hasta las cumbres de las montañas, debido en gran parte a que pueden persistir en el medio ambiente durante cientos de años y más.

Las fuentes de estas micropartículas son muchas y variadas y una de las principales está relacionada con los plásticos convencionales que se fragmentan con el tiempo por la acción de los agentes atmosféricos, como el sol y el viento. Además, los productos de consumo habituales, como detergentes, cosméticos y productos de limpieza, contienen a menudo microplásticos en forma de perlas o partículas en suspensión, añadidos a propósito para mejorar la eficacia del producto. Otras fuentes son el desgaste de los neumáticos de los automóviles, el desprendimiento de fibras de plástico de los tejidos sintéticos durante el lavado y la dispersión de los gránulos de plástico utilizados en la industria manufacturera.

Los microplásticos suponen una amenaza para la salud humana, el medio ambiente y los organismos acuáticos, desde la fauna marina hasta los peces, que pueden ingerir estas partículas, con consecuencias potencialmente graves. Los microplásticos pueden acumularse en los tejidos de los organismos, comprometer su salud e incluso acabar en alimentos de amplio consumo, lo que representa una verdadera contaminación. Estos pequeños fragmentos de plástico pueden liberar sustancias químicas tóxicas, como los plastificantes, que pueden dañar a los organismos y ecosistemas circundantes. Las partículas de plástico pueden ser transportadas por el viento y acabar en el aire que respiramos, y pueden contaminar el suelo, afectando al crecimiento de las plantas y a la calidad de las tierras agrícolas. La dispersión de microplásticos en el medio terrestre también puede tener efectos negativos sobre la fauna que vive en estos hábitats.

La Comisión Europea ha reconocido la urgencia de abordar el problema de los microplásticos y ha emprendido una serie de iniciativas para combatir la propagación de estas partículas nocivas. Una de las iniciativas clave fue la adopción de la estrategia «Plásticos en una economía circular», cuyo objetivo es reducir los plásticos de un solo uso y fomentar el reciclado y la reutilización de los materiales relacionados. Esta estrategia forma parte del «Pacto Verde Europeo», un ambicioso plan para convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050.

La Comisión Europea también ha propuesto una verdadera Ley de Economía Circular que establece objetivos claros para la reducción de microplásticos añadidos a los productos. Esta ley exige la retirada progresiva del mercado europeo de los productos que contengan microplásticos e introduce límites estrictos para los microplásticos en cosméticos, detergentes y productos de cuidado personal. Otra iniciativa importante fue la firma del Acuerdo Voluntario entre la industria europea de cosméticos, detergentes y productos de cuidado personal, en relación con los microplásticos añadidos, según el cual las empresas se comprometerán a eliminar gradualmente las partículas nocivas de sus productos en un plazo determinado.

La Comisión Europea también ha invertido en investigación y seguimiento para comprender mejor la magnitud del problema de los microplásticos e identificar sus principales fuentes, y estos estudios científicos ya están proporcionando datos cruciales para elaborar políticas eficaces de gestión del problema. Aunque las iniciativas de la Comisión Europea han sido bien acogidas por la mayoría de los organismos medioambientales implicados en la causa, también hay que afrontar retos y críticas relacionados sobre todo con la aplicación efectiva de las políticas y leyes. Garantizar que las empresas cumplen los límites y objetivos fijados por la Comisión Europea exige un seguimiento constante y sanciones eficaces en caso de infracción. El problema de los microplásticos es mundial y las medidas adoptadas por la Comisión Europea, aunque importantes, no pueden resolverlo por sí solas. Es esencial fomentar la cooperación internacional para hacer frente al flujo de microplásticos en todo el mundo, informando a la población sobre los problemas de salud que pueden causar.

Alessandro Fiorentino