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Armar a Kiev como único camino: La aprobación de Trump y la señal a la UE

Guerra en Ucrania - Nuestras democracias en peligro - abril 26, 2024

El sábado pasado, la Cámara de Representantes de EEUU aprobó un paquete de ayuda militar para aliados extranjeros. Unos 95.000 millones de dólares, que se repartirán entre las tres grandes crisis internacionales que amenazan al mundo occidental y a nuestras democracias: 8.000 millones para Taiwán y los aliados del Sudeste Asiático; 26.000 millones para Israel y nueva ayuda humanitaria para los civiles de Gaza. Pero el mayor gasto es para el conflicto de Ucrania: hasta 60.000 millones de dólares para Kiev, de los cuales 10.000 millones son en préstamo hasta 2026. Se está a la espera de la aprobación final del Senado, que probablemente no tendrá más complicaciones. El «sí» en la Cámara de Representantes fue por un margen considerable: 311 a favor, 112 en contra. Una señal bastante significativa: según fuentes del Star, el envío de las nuevas armas a Ucrania tardará menos de una semana, ya que rumores no oficiales sugieren que los preparativos para las entregas ya habían comenzado antes de la votación de la Cámara. Una advertencia, pues, a toda Europa, que no debería dudar en apoyar de nuevo a Ucrania, para alcanzar -ojalá lo antes posible- una posición en la que Occidente pueda iniciar un diálogo con el agresor ruso desde una posición de superioridad.

El sí de Trump es una señal para toda Europa

La señal procedía en particular de la facción republicana. De hecho, el envío de nuevos fondos a Ucrania no habría sido posible sin el apoyo extraoficial de Donald Trump. El ex presidente parece haber abandonado la línea aislacionista de los últimos meses en favor de una mayor apertura a la causa ucraniana: «Como todo el mundo está de acuerdo», escribió el magnate en Truth el jueves pasado, «la supervivencia y la fortaleza de Ucrania deberían ser mucho más importantes para Europa que para nosotros, pero también lo son para nosotros». Una apertura que también quedó demostrada por el hecho de que el verdadero artífice del voto afirmativo en el Congreso fue Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes y leal a Trump. Y por el hecho de que sigue existiendo una relación de apoyo mutuo entre ambos: «Está haciendo un trabajo realmente bueno en circunstancias muy difíciles», ha dicho Trump en los últimos días, refiriéndose concretamente a Johnson. Probablemente sea demasiado pronto para hablar de un apoyo republicano total a Ucrania, pero lo que es seguro es que la franqueza de Trump y de figuras destacadas del mundo conservador estadounidense es una señal para toda Europa: debemos seguir apoyando a Ucrania para que pueda llegar al final de la guerra en una posición de paridad o superioridad con Rusia.

La diplomacia no es doblegarse ante el enemigo

Tal vez ésta sea la base de la diplomacia, que no debe reducirse simplemente a inclinarse ante el enemigo y acceder a todas sus exigencias. Apoyar a Ucrania es crucial no sólo para evitar una escalada de la guerra y la posible entrada de las tropas de Moscú en el corazón del continente europeo. Más que eso, apoyar a Ucrania será crucial para los acuerdos posteriores al conflicto. Esta es la razón de la apertura de Trump a Kiev, tras lo que ya ha hecho para resolver crisis igualmente importantes, como la de Corea del Norte en 2017 y la de Irán en 2020. Y también en la estela de las lecciones de Ronald Reagan, que ganó la Guerra Fría contra la Unión Soviética con diplomacia, diálogo y mano dura.

Europa supera la indecisión

La Unión Europea debe responder ahora con firmeza a la decisión estadounidense. Debe responder positivamente, superando la indecisión y las prolongadas discusiones que están ralentizando el proceso de toma de decisiones sobre el envío de nuevas armas y, al mismo tiempo, podrían animar al presidente ruso Vladimir Putin a continuar su presión sobre los territorios implicados en el conflicto: de hecho, parece que Rusia se está preparando para una nueva ofensiva en verano y Ucrania no puede ser cogida desprevenida. Cualquier vacilación por parte de las clases dominantes europea y estadounidense significa pérdidas en términos de vidas, suministros y partes de territorio. La estrategia de abastecimiento es, por tanto, la mejor arma occidental contra el avance ruso, contra quienes siguen preconizando implacablemente la vía del pacifismo, que significaría, en cambio, rendirse y aceptar grandes concesiones a Rusia. Y Europa no puede permitírselo.