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Desmontando mitos sobre las políticas ecológicas: Entrevista con Cormac Lucey

Medio ambiente - noviembre 4, 2023

Nota del editor: Al margen de la Conferencia ECR de Kilkenny (Irlanda), The Conservative se reunió con Cormac Lucey, experto en finanzas de la Facultad del Trinity College de Dublín y ponente en la propia Conferencia. Esta es la entrevista que ha puesto a disposición de nuestros lectores.

En su intervención ha subrayado que las políticas verdes amenazan a nuestras sociedades occidentales. ¿Cómo?

Occidente está cometiendo tres errores cardinales al adoptar la agenda verde sin reservas.

Pues empecemos por la primera.

El primer error estratégico de la economía verde es que se trata de un concepto que existe independientemente de cualquier análisis de costes y beneficios. Quizá sea comprensible que un líder político de izquierdas se aferre al «cero neto» como una victoria política. Pero ¿no es extraordinario que una líder conservadora, como Theresa May, se aferre a ella?

¿Y no demuestra la fuerza emocional y bruta que tiene el concepto de economía verde?

Ese poder representa una zancadilla política que los detractores del concepto deben tener mucho cuidado de afrontar. Vivimos en una época en la que el software de una sociedad liberal se está borrando silenciosa y lentamente. Para que una sociedad liberal pueda mantenerse políticamente, debe haber acción política, debate político y compromiso político. Sólo puede mantenerse mediante compromisos, estratagemas políticas y coaliciones. Una de las características del liberalismo moderno es que quiere sacar cada vez más temas de la política, para que no puedan ser contestados en absoluto. Establecerlos como derechos, derechos legales, o de algún modo que queden fuera del cuestionamiento político. Hay muchos en Europa que quieren que la economía verde goce de este estatus, en el que se convierta en una cuestión de obligación legal más que de toma de decisiones democrática. Pero los fatales errores estratégicos y operativos de los que adolece la economía verde son demasiado grandes para que esta postura sea sostenible.

Volviendo a la lista de errores cardinales…

El segundo error estratégico de la economía verde es que Occidente estaría mejor gastando recursos en la adaptación al cambio climático que en un vano esfuerzo por revertirlo mediante acciones en un rincón del mundo. Como ha observado el filósofo y escritor John Carey: La gente puede decir: «Pero tenemos que hacerlo, tenemos que demostrar que estamos en el lado correcto, tenemos que lograrlo, aunque los demás no lo hagan». Creo que esa es la política del narcisismo: «Quiero sentirme bien». Pero mientras tanto, pierdes recursos y tiempo. Existe una seria posibilidad de que nos encontremos en las primeras fases de un cambio climático galopante. Deberíamos centrar todo lo que tenemos -no en tener un impacto infinitesimal en los niveles globales de carbono, lo que ocurriría incluso si se aplicara todo el programa-, sino en políticas de adaptación.

¿Y cuál es el tercer error cardinal?

El tercer error estratégico de la economía verde es conceder a la detención y reversión del cambio climático una prioridad política tan alta cuando hay otras causas más meritorias. Bjorn Lomborg es presidente del Centro para el Consenso de Copenhague y autor de «The Skeptical Environmentalist» (2001) y «Best Things First: the 12 Most Efficient Solutions for the World’s Poorest and Our Global SDG [sustainable development goal] Promises» (2023). Lomborg ha escrito recientemente, en el Wall Street Journal, sobre la reciente reunión conjunta del FMI y el Banco Mundial. Antes de esa reunión, Lomborg advirtió de cómo «una alianza impía de activistas verdes y políticos ansiosos por el clima» empujará a los responsables políticos «a dedicar una plétora de nuevos recursos al cambio climático».

Pero seguramente hay prioridades humanas más urgentes.

Lomborg informa de que, en los países más pobres, cinco millones de niños mueren cada año antes de cumplir los cinco años y casi mil millones de personas no comen lo suficiente. Más de 2.000 millones tienen que cocinar y calentarse con combustibles contaminantes como el estiércol y la leña, lo que acorta su esperanza de vida. Y la educación suele ser tan deficiente que la mayoría de los niños de los países de renta baja y media-baja seguirán siendo analfabetos funcionales. Sin embargo, un nuevo informe del Grupo de los 20 insta al Banco Mundial y a otras organizaciones de desarrollo a impulsar un gasto anual adicional de 3 billones de dólares y destinar la mayor parte a la política climática. Esto es narcisismo occidental con esteroides.

Sin embargo, es cierto que un Planeta más limpio es un bien público. ¿Cómo pueden los conservadores liderar la agenda?

A nivel político, los costes de la economía verde son cada vez más evidentes. El apoyo general a las políticas de los Verdes se ha erosionado gravemente. Deberíamos:

  1. Insistir en un análisis riguroso de costes y beneficios para cualquier paso futuro por la vía verde.
  2. Abogar por una adaptación práctica al cambio climático en lugar de una política narcisista y abnegada de intentar detenerlo.
  3. Y, por último, abogar por grandes proyectos gubernamentales más humanos -como eliminar el hambre, acabar con la tuberculosis y promover la educación- que construir más elefantes verdes en el cielo.

Como consumidores, debemos tener cuidado de que no nos sacrifiquen en el altar del cambio de la política verde en ámbitos como las bombas de calor y los coches eléctricos. Por encima de todo, la política gubernamental debe estar determinada por el interés propio ilustrado y no por el autosacrificio narcisista.

En este debate, ¿qué papel debe desempeñar la energía nuclear?

Creo que la energía nuclear baja en carbono puede y debe desempeñar un papel clave para facilitar la transición a las energías renovables. Pero la agenda de los Verdes está tan alimentada por el narcisismo adolescente que la energía nuclear no está incluida en ella.