
Tras el Brexit, Londres se acerca a Europa. Starmer: “No es un paso atrás, es de sentido común”
Es oficial: la Unión Europea y el Reino Unido pasan página tras años de tensiones post-Brexit. Los 27 Estados miembros de la UE han dado luz verde definitiva al nuevo acuerdo de asociación estratégica con Londres, que abarca seguridad, defensa, comercio, energía, pesca y movilidad de los jóvenes. Se trata del primer paso concreto hacia un acercamiento entre ambos lados del Canal de la Mancha, un acuerdo definido por muchos analistas como el “reseteo” más significativo de las relaciones eurobritánicas desde 2016.
La aprobación tuvo lugar mediante un procedimiento escrito, tras el acuerdo alcanzado en el Coreper, el Comité de Representantes Permanentes de los Estados miembros. Las negociaciones continuaron hasta pocas horas antes de la cumbre UE-Reino Unido celebrada esta mañana en Londres. Sobre la mesa, no sólo cuestiones simbólicas, sino concretas, con repercusiones inmediatas en las empresas, los ciudadanos y las políticas de seguridad continental. El capítulo más estratégico del acuerdo se refiere a la seguridad y la defensa comunes. Londres, que tras el Brexit había perdido su papel formal en las mesas europeas, se propone ahora como socio central de la política de seguridad continental. A cambio, podrá acceder al fondo de rearme de la UE (SAFE), un paquete de 150.000 millones de euros destinado a reforzar las capacidades de defensa europeas en un contexto geopolítico cada vez más inestable. Está previsto un calendario semestral de reuniones entre el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y los ministros británicos de Asuntos Exteriores y Defensa. Londres también podrá participar en determinados Consejos Europeos de Asuntos Exteriores y Defensa y colaborar en operaciones civiles y militares conjuntas. Una vuelta en la práctica, si no en la forma, a la colaboración institucional de alto nivel. En el ámbito comercial, el nuevo pacto pretende superar las rigideces surgidas tras la salida del Reino Unido de la UE. El acuerdo en el sector agroalimentario es especialmente significativo, con la reducción de las barreras fitosanitarias y la simplificación de los procedimientos aduaneros. Un paso importante para contrarrestar la caída del 21% de las exportaciones y del 7% de las importaciones registrada tras el Brexit.
La pesca, foco de conflictos en los últimos años, encuentra ahora un compromiso duradero: la UE podrá seguir accediendo a las aguas británicas hasta 2038, evitando así volver a unas negociaciones anuales a menudo tensas e inciertas. Esto garantiza una mayor estabilidad tanto para los pescadores europeos como para los británicos, con beneficios concretos para comunidades costeras enteras a ambos lados del Canal de la Mancha. En el sector energético, el acuerdo introduce un vínculo entre los sistemas de comercio de derechos de emisión de Londres y Bruselas. El objetivo es doble: reforzar la seguridad energética continental y proteger a las empresas británicas del futuro “impuesto sobre el carbono” europeo, previsto para 2026. Este alineamiento evitará disparidades competitivas y, según los expertos, estimulará las inversiones en energías renovables y tecnologías limpias.
Entre las medidas más concretas para los ciudadanos, destacamos la ampliación del uso de las e-gates, controles electrónicos de pasaportes, por parte de los viajeros británicos que entren en Europa. Esto hará que los tránsitos aeroportuarios sean más rápidos y ágiles. Además, se introducirá un “pasaporte” especial para animales de compañía, que facilitará que perros y gatos viajen sin necesidad de repetir los certificados sanitarios, una de las dificultades más odiadas por los ciudadanos británicos tras el Brexit.
También en el plano de la juventud, se prevén nuevas formas de movilidad para estudiantes y trabajadores menores de 30 años, con vistas a reforzar los intercambios culturales y profesionales entre las nuevas generaciones. El primer ministro británico, Keir Starmer, quiso aclarar que este acuerdo no representa un “paso atrás” respecto al Brexit, sino una acción pragmática y necesaria. “Se trata de un acuerdo equilibrado, que reduce las facturas, crea empleo y mantiene el control de las fronteras”, declaró. Starmer subrayó la importancia de “pasar página” y “mirar hacia delante”, dejando atrás los conflictos y debates ideológicos que han marcado los años posteriores al referéndum. “Es un acuerdo de sentido común”, reiteró, “que sirve para mejorar la vida de la gente corriente, reforzar nuestra economía y reafirmar nuestro papel en el mundo según la gran tradición británica”. Por parte europea, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, acogió con satisfacción el acuerdo, calificándolo de “nuevo capítulo” en las relaciones entre la UE y el Reino Unido. “Este pacto concierne a millones de personas y a millones de amistades”, dijo, subrayando cómo el acuerdo representa una oportunidad para la reconexión cultural, política y económica. El nuevo acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido no es una vuelta al pasado, sino una evolución de las relaciones bilaterales que tiene en cuenta los retos del presente. El Brexit ha redefinido las fronteras y las relaciones, pero no ha borrado la geografía, la historia y la interdependencia entre Londres y Bruselas. Hoy, con un acuerdo que equilibra soberanía y colaboración, se sientan las bases de un nuevo modelo de asociación: más flexible, más concreto y más cercano a las necesidades reales de ciudadanos y empresas. Tras años de conflicto e incertidumbre, el diálogo vuelve a ser el centro de atención. Y, por primera vez en mucho tiempo, el futuro parece compartido.