Valencia se convirtió en el centro neurálgico de la política conservadora europea entre el 19 y el 22 de noviembre de 2025, convirtiéndose temporalmente en un centro institucional para la derecha europea. A lo largo de cuatro días, la ciudad acogió la reunión del Bureau del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y, el viernes 21, el foro público organizado por New Direction. La concentración de actos convirtió a Valencia en el punto de encuentro más importante del movimiento conservador del continente desde las elecciones europeas.
Altos responsables políticos, analistas y figuras políticas de toda Europa se desplazaron a la ciudad, junto con un contingente español inusualmente numeroso, compuesto no sólo por eurodiputados en activo, sino también por antiguos parlamentarios, cargos regionales y locales, académicos conservadores y estrategas. La presencia de numerosos representantes actuales y antiguos tanto de Vox como del Partido Popular -algunos asistieron formalmente, otros informalmente- reflejaba visiblemente una expectativa más amplia de que el conservadurismo español se acerca a un momento de reconfiguración. Para muchos asistentes españoles, las reuniones ofrecían la oportunidad de tomar la temperatura política de la familia conservadora europea y medir la posición de España dentro de ella en un momento de fragmentación interna.
La reunión del Bureau del ECR se abrió con un examen detallado del cambiante contexto geopolítico de Europa y de las presiones estratégicas a las que se enfrenta ahora el continente. Una de las sesiones centrales se centró en América Latina, una región cada vez más moldeada por la rivalidad mundial. El analista venezolano y ex candidato presidencial Alejandro Peña Esclusa ofreció un análisis estructurado de la creciente influencia de China en Hispanoamérica, identificando los mecanismos a través de los cuales Pekín ha profundizado su presencia en el comercio, las infraestructuras y las alianzas políticas. Su intervención subrayó que América Latina se ha convertido en un escenario estratégico en el que la inacción europea corre el riesgo de ceder influencia a China por defecto, reforzando el argumento de que la UE debe coordinarse estrechamente con Estados Unidos si desea seguir siendo un actor relevante en la región.
La delegación española del ECR desempeñó un papel notablemente destacado a lo largo de las deliberaciones de la Mesa. La eurodiputada Nora Junco presentó una de las evaluaciones más completas de la semana sobre la migración como instrumento de presión geopolítica. Estableció paralelismos directos entre el uso que Turquía hace desde hace tiempo de los flujos migratorios para influir en Grecia y Chipre, y la presión recurrente de Marruecos sobre España, con las Islas Canarias como principal punto de vulnerabilidad. Su análisis puso de relieve la inestabilidad estructural de la ruta atlántica y la incapacidad de las políticas actuales de la UE para abordar los retos combinados del control fronterizo, la coacción híbrida y la presión humanitaria.
La intervención de Junco se complementó con las ideas demográficas y políticas de Nicolas Pouvreau-Monti, que subrayó la urgente necesidad de aplicar estrictamente la legislación europea vigente en materia de asilo. El eurodiputado Geadis Geadi añadió un relato detallado del contexto del Mediterráneo Oriental, ilustrando hasta qué punto los actores estatales y no estatales utilizan ahora sistemáticamente la migración irregular como herramienta de presión tanto en las tensiones regionales como en las disputas bilaterales. En conjunto, sus contribuciones enmarcaron la migración como un reto estratégico transregional que requiere una coordinación sostenida a nivel de la UE.
El eurodiputado Diego Solier, Jefe de la Delegación española en el ECR, dirigió la atención a las vulnerabilidades tecnológicas y energéticas de Europa, advirtiendo de que la futura competitividad del continente se ve amenazada por su dependencia de los ecosistemas digitales estadounidense y chino y por la fragilidad de su red energética. Solier argumentó que la capacidad de renovación industrial de Europa se ve cada vez más limitada por la sobrecarga normativa y las dependencias de la cadena de suministro, y subrayó que la soberanía tecnológica debe formar parte de una estrategia europea más amplia destinada a restaurar la resiliencia económica.
Estas intervenciones contribuyeron a un consenso más amplio en toda la Mesa: Los retos de seguridad de Europa son cada vez más híbridos, interconectados y estructurales. Para afrontarlos es necesario reforzar la protección de las fronteras, consolidar la autonomía tecnológica y garantizar que Europa posee la infraestructura necesaria para mantener su independencia política y económica.
Recuperar Europa para el conservadurismo
Tras las sesiones internas del ECR, New Direction convocó su foro de un día Recuperar Europa: Defender la soberanía en un mundo multipolar, el viernes 21 de noviembre. El acto atrajo a un amplio abanico de académicos, expertos en políticas, periodistas y responsables de partidos, que representaban una amplia muestra representativa del ecosistema conservador del continente. Nicola Procaccini inauguró el foro invocando la misión fundacional de Nueva Dirección -enraizada en el legado intelectual de Margaret Thatcher- y subrayó la necesidad de claridad estratégica en medio de los trastornos geopolíticos.
La primera sesión abordó la intersección entre migración, demografía y sostenibilidad del Estado del bienestar. El analista Alejandro Macarrón presentó proyecciones demográficas que muestran un declive profundo y prolongado de la población europea en edad de trabajar. Argumentó que la política migratoria ya no puede desvincularse de la aritmética demográfica ni de las realidades fiscales del envejecimiento de las sociedades. Nicolas Pouvreau-Monti, cofundador y director del «Observatoire de l’immigration et de la démographie» (OID), añadió que la migración regular a gran escala genera habitualmente flujos irregulares secundarios a través de mecanismos de reagrupación familiar y de circulación ulterior, lo que ejerce una presión adicional sobre las instituciones del país de acogida y socava la cohesión social. Roméo Gbaguidi, Presidente de Lemafriq, ofreció importantes perspectivas sobre la situación migratoria en el Sahel.
La política energética y la autonomía tecnológica centraron la segunda gran sesión. Expertos como Víctor González, ex Vicepresidente de Vox, y Wolfgang Müller, del Institut für Unternehmerische Freiheit, advirtieron de que algunos elementos de la transición verde europea se habían diseñado sin tener plenamente en cuenta la competitividad industrial, la seguridad energética o la resistencia de las cadenas de suministro. Argumentaron que Europa corre el riesgo de afianzar su dependencia estructural de proveedores energéticos extranjeros y ecosistemas tecnológicos externos, a menos que se adopte un enfoque de la transición energética más pragmático y orientado a la seguridad. Arvid Hallen, Director de Estudios de Oikos, también hizo algunas observaciones importantes sobre la regulación de las emisiones de CO2.
La Delegación española de ECR también desempeñó el papel de anfitriona en el evento. Y el discurso de cierre del foro corrió a cargo de Iván Espinosa de los Monteros, que presentó el primer informe de Atenea, un think tank conservador español de reciente creación. Espinosa ofreció un diagnóstico detallado de la fragilidad institucional de España, señalando la erosión de los contrapesos constitucionales, la politización de los órganos judiciales y reguladores, y el debilitamiento del control parlamentario. Afirmó que restaurar la credibilidad institucional es una condición previa para que España recupere tanto la estabilidad interna como la confianza internacional, y situó esta agenda como central para cualquier renovación conservadora significativa.
Un paisaje cambiante para el conservadurismo español
En ambos eventos, la presencia de figuras conservadoras de variada procedencia política -incluidos ex diputados, consejeros regionales, funcionarios locales, especialistas en política y líderes emergentes- puso de relieve el creciente reconocimiento de que el conservadurismo español está entrando en un periodo de transición. Las conversaciones informales, las reuniones paralelas y la mera diversidad de los asistentes españoles sugirieron que el fragmentado espacio conservador busca ahora activamente nuevos puntos de referencia y dirección estratégica.
Valencia, en este sentido, sirvió no sólo como escenario de reuniones institucionales, sino como momento de diagnóstico. Para muchos participantes, proporcionó una visión clara de cómo está evolucionando el panorama conservador de Europa, y de cómo España encaja, o no encaja, en ese panorama. La semana se cerró con una amplia valoración de que Valencia marcó el inicio de un realineamiento más amplio. Reafirmó el lugar de España en el debate conservador europeo, al tiempo que subrayó que la soberanía, la competitividad y la restauración institucional probablemente definirán la próxima fase de la política conservadora, tanto en España como en toda Europa.