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El Comisario de Defensa de la UE advierte: «Estados Unidos está dando un paso atrás-Europa debe aprender a defenderse»

Nuestro futuro con la OTAN - diciembre 30, 2025

Andrius Kubilius sostiene que el cambio de estrategia de Estados Unidos, la dependencia tecnológica y la fragmentación de las industrias obligan a la Unión Europea a asumir plenamente la responsabilidad de su propia seguridad.

La Unión Europea ya no puede dar por sentado que Estados Unidos seguirá siendo la columna vertebral incuestionable de su seguridad. Esta es la cruda advertencia de Andrius Kubilius, Comisario de Defensa y Espacio de la UE, en una entrevista concedida al programa de investigación italiano Report. Kubilius, atlantista de toda la vida y ex primer ministro de Lituania, se enfrenta ahora a una realidad que antes le costaba imaginar: Washington está redefiniendo sus prioridades, y Europa debe prepararse para valerse por sí misma.

Kubilius señala la última Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU, elaborada por pensadores como Elbridge Colby, ahora alto funcionario del Pentágono. El mensaje subyacente es claro: Estados Unidos ya no cree que pueda o deba vigilar todo el planeta. En lugar de ello, su objetivo es impedir que una sola potencia se convierta en dominante en una región determinada, centrándose principalmente en contrarrestar a China en Asia. En este marco, una Unión Europea más fuerte y autónoma ya no se ve como una baza inequívoca, sino potencialmente como una potencia regional rival.

«No estoy de acuerdo con este planteamiento», afirma Kubilius, subrayando que la unidad europea sigue siendo vital incluso para los intereses estadounidenses. Sin embargo, reconoce que las relaciones transatlánticas ya están cambiando. «Debemos aceptarlo racionalmente y empezar a prepararnos de inmediato», argumenta. Para él, eso significa asumir la responsabilidad directa de la defensa de Europa, en lugar de depender indefinidamente de las garantías de Estados Unidos.

La cuestión central, por tanto, es quién dirigirá la defensa europea en un mundo en el que el apoyo estadounidense puede disminuir. Kubilius describe el momento actual como una fase de transición. Durante el último año, su trabajo se ha centrado en la «defensa material»: aumentar la producción y adquisición de armas. Pero ahora se están poniendo de manifiesto los límites institucionales. El llamado «pilar europeo de la OTAN» sigue estando mal definido, aunque la propia OTAN siga siendo indispensable. La defensa colectiva, insiste Kubilius, no es negociable, ya que ningún país europeo -por grande que sea- puede igualar por sí solo el poder militar de Rusia.

Al mismo tiempo, plantea la posibilidad de nuevas estructuras de liderazgo. Una idea que se está debatiendo es la de un Consejo Europeo de Seguridad, que reúna a países clave como Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido y Polonia, junto con Estados miembros rotatorios y dirigentes de la UE. Un órgano así podría proporcionar dirección política durante las grandes crisis de seguridad, especialmente si el compromiso estadounidense se debilita aún más.

Sin embargo, un obstáculo importante para la autonomía europea reside en la dependencia tecnológica. Kubilius critica abiertamente la dependencia europea de los sistemas de armamento de fabricación estadounidense. Aunque reconoce su calidad, advierte de los riesgos que entrañan los controles de exportación estadounidenses, en particular el Reglamento sobre Tráfico Internacional de Armas (ITAR). Según estas normas, Washington conserva el poder de limitar cómo y dónde pueden utilizarse las armas de origen estadounidense, incluso después de vendidas.

Cita el ejemplo de Ucrania: Los misiles de largo alcance de fabricación francesa fueron autorizados para atacar territorio ruso, mientras que los misiles británicos con componentes estadounidenses no lo fueron, porque Washington denegó el permiso. «Si un gobierno compra armas, debe estar seguro de que su ejército puede utilizarlas cuando y donde sea necesario», argumenta Kubilius. «Sin tener que pedir permiso a nadie». Para él, esto es una prueba de que Europa debe construir una auténtica autonomía estratégica en materia de defensa.

Sin embargo, alcanzar ese objetivo llevará tiempo. La mayor parte del gasto en defensa sigue procediendo de los presupuestos nacionales, mientras que los recursos propios de defensa de la UE son ínfimos en comparación: aproximadamente una centésima parte de lo que gastan colectivamente los Estados miembros. Esto crea un círculo vicioso: los países compran armas no europeas porque la industria europea carece de capacidad, y la industria europea sigue siendo débil porque los países no invierten en ella. Romper este círculo es una de las principales prioridades de Kubilius.

La fragmentación es otro reto. Iniciativas que compiten entre sí, como la Iniciativa Europea Escudo Celeste de Alemania y la propuesta italiana «Cúpula Michelangelo», promovida por el CEO de Leonardo, Roberto Cingolani, ilustran cómo los intereses nacionales suelen prevalecer sobre la coordinación. Kubilius afirma que ya ha hablado con Cingolani y que planea una mesa redonda posterior a Año Nuevo entre las partes interesadas italianas y alemanas para explorar un camino común. «Necesitamos una defensa aérea europea muy pronto», subraya.

Por último, Kubilius aborda una cuestión políticamente delicada: el coste de la defensa. El aumento del gasto militar, admite, requerirá decisiones presupuestarias difíciles. Pero enmarca la alternativa en términos crudos. Si Europa no consigue disuadir a Rusia -permitiéndole imponerse en Ucrania y amenazar potencialmente a los Estados miembros de la UE-, el modelo social que tanto aprecian los europeos se derrumbará de todos modos. «Eso», concluye, «es lo que realmente destruiría nuestro modo de vida».

En opinión de Kubilius, ha llegado el momento de la verdad estratégica para Europa. La cuestión ya no es si la UE quiere defenderse, sino si puede permitirse no hacerlo.

 

Alessandro Fiorentino