El 13 deth de septiembre de 2023, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pronunció el Estado de la Unión Europea.
El Presidente también envió una Carta de Intenciones a la Presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y al Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ocupa actualmente la Presidencia del Consejo. Dirigiéndose a Metsola y Sánchez, von der Leyen repasó las principales prioridades de la Unión Europea para 2024, como el Pacto Verde Europeo, la digitalización, la economía y la competitividad industrial de la UE, temas todos ellos recogidos también en la carta sobre el Estado de la Unión. La particularidad del texto dirigido a los dos Presidentes europeos radica en que el Presidente de la Comisión hizo hincapié y reiteró que el objetivo sigue siendo preparar la próxima generación del proyecto europeo, y que en este largo camino la Comisión desempeñará siempre un papel central en el que podrán apoyarse tanto el Consejo como el Parlamento. Sin duda, se trata de una declaración digna de admiración, pero que al mismo tiempo sugiere que se esforzará por no renunciar a la posición que logró en 2019.
En la carta sobre el «Estado de la Unión 2023», el Presidente recuerda, por supuesto, que en menos de 300 días se celebrarán elecciones al Parlamento Europeo, que brindarán a todos los ciudadanos de la UE la oportunidad de emitir su voto y decidir sobre el futuro de Europa. También será una oportunidad para reflexionar sobre el trabajo de los últimos años y comprender qué temas deben ocupar un lugar central.
Entre ellos, se encuentran la guerra de Ucrania, el cambio climático, la inteligencia artificial, así como la economía y las cuestiones laborales. Y es precisamente sobre estos temas sobre los que los ciudadanos de Europa decidirán quién representa mejor y quién puede trabajar mejor en los próximos años.
En su carta, la Presidenta von der Leyen insiste también en la necesidad de ganarse la confianza de la población, primer paso fundamental para responder a sus aspiraciones y preocupaciones.
Además de agradecer la labor del Parlamento, ha querido destacar los puntos clave del programa que presentó en 2019 y que, según sus impresiones, ha podido aplicar a lo largo de estos años.
Por ello, se refirió en primer lugar al tema del medio ambiente. Era inevitable que se pronunciara a favor del acuerdo ecológico europeo y de los ambiciosos, aunque poco realistas, objetivos que este plan se propone alcanzar en un plazo demasiado corto. La Sra. von der Leyen reiteró la importancia de continuar por el camino marcado por ella y su mayoría hasta ahora y subrayó lo crucial que es avanzar hacia una transición justa y equitativa. Aunque, en realidad, esto no era muy cierto.
La transición ecológica también va acompañada del reto en términos económicos, sociales y de competitividad de la Unión Europea. En su discurso afirma que los tres elementos principales en los que hay que centrarse son el trabajo, la inflación y el entorno empresarial. Son estos tres elementos los que deben tenerse en cuenta para reactivar el mercado laboral y la economía, pero también para aumentar la competitividad a escala de la UE. Pero no sólo eso, porque una de las posibles soluciones propuestas es también la migración cualificada, que según el Presidente de la Comisión debe fomentarse. A continuación se menciona la NextGenerationEU como un instrumento que ha sido capaz de impulsar la economía y el mercado laboral en Europa, engrosando la lista de logros que el programa de 2019, según las palabras de von der Leyen, habría alcanzado en estos años.
De nuevo, en relación con la NextGenerationEU, von der Leyen subrayó que, en lo que se refiere al tema de la digitalización, se había superado el objetivo del 20% de inversión en proyectos digitales de la NextGenerationEU. En este sentido, se hizo hincapié en que la digitalización es, por un lado, un gran recurso que hay que explotar adecuadamente, pero cuyos elevados riesgos también hay que tener en cuenta. Lo mismo debe hacerse con la inteligencia artificial. «Mejorará la asistencia sanitaria, impulsará la productividad, abordará el cambio climático. Pero tampoco debemos subestimar las amenazas muy reales», confirmó, teniendo en cuenta el hecho de que está evolucionando incluso más rápido de lo que los propios creadores podrían haber previsto. Sobre esto, afortunadamente, la Unión Europea movió ficha hace algún tiempo al presentar la primera legislación sobre inteligencia artificial.
Otro tema candente abordado en la carta es el de la seguridad y la migración. En particular, von der Leyen subrayó: «Tenemos que mostrar la misma unidad de propósito hacia África, como hemos demostrado en el caso de Ucrania. Tenemos que centrarnos en la cooperación con los gobiernos legítimos y las organizaciones regionales. Y necesitamos desarrollar una asociación mutuamente beneficiosa que se centre en cuestiones comunes para Europa y África». Mencionó la importancia de gestionar la inmigración con eficacia y rapidez, ya que es uno de los asuntos más acuciantes de la agenda política europea, pero también mundial. Por último, se hizo una mención especial a la guerra en Ucrania. El Presidente aprovechó la ocasión para confirmar el compromiso de la UE con la causa ucraniana, y que este apoyo debe continuar sin descanso hasta el fin de las hostilidades y mientras sea necesario.
En las conclusiones de su discurso, von der Leyen hace una referencia explícita al futuro de la Unión, que dependerá del resultado de las elecciones que se celebrarán el próximo junio de 2024, sin ocultar una esperanza de continuar el camino iniciado por su mayoría en 2019. Pero también, consciente de que será importante «escuchar la voz de los europeos».
La carta del Presidente de la Comisión de la UE parece casi un manifiesto electoral y a menudo parece autorreferencial, queriendo sacar más puntos de luz que los muchos problemas con los que la comunidad de Europa tiene que vivir y a los que se enfrenta cada día. Hoy, las prioridades de la Presidenta von der Leyen no parecen reflejar las de los ciudadanos a los que pretende dirigirse. Más bien parece centrarse en continuar un proyecto que ya está en marcha y que no tiene debidamente en cuenta los cambios inevitables, a menudo repentinos e imprevisibles, que ha sufrido nuestra sociedad, en primer lugar la crisis de Ucrania y la crisis de la pandemia del virus Covid-19, que han cambiado para siempre la forma en que la gente afronta la vida y alterado sus prioridades.
En sentido contrario, los conservadores europeos proponen hoy una alternativa práctica y concreta a la inercia que con demasiada frecuencia se vive en la UE. Hay voluntad de reformar la gobernanza económica poniendo el crecimiento y la inversión en el centro, poniendo fin a las continuas subidas de tipos sin sentido del BCE, que no bajan la inflación sino que provocan recesión. Existe una voluntad de actuar en nombre de una transición ecológica basada en el realismo y no en objetivos ideológicos que no tienen en cuenta a las empresas e industrias, especialmente las manufactureras y agrícolas. Hay voluntad de desburocratizar la Unión Europea, apoyando y facilitando el trabajo de las pequeñas y medianas empresas, devolviendo la producción estratégica a Europa. Por último, existe la voluntad de actuar de inmediato para encontrar una solución concreta contra el tráfico de seres humanos y la inmigración ilegal que hace inseguras nuestras ciudades. En resumen, los conservadores quieren más acción y menos palabrería.
2024 representa una nueva e importante fase en la historia de Europa, que tiene, ahora más que nunca, la oportunidad de cambiar el rumbo, si los ciudadanos permiten que una nueva coalición política demuestre cómo, del mismo modo que lo están haciendo muchos gobiernos de derechas de los Estados miembros, es posible tener una Europa conservadora grande y bien gobernada que realmente dé prioridad a los intereses y necesidades de sus ciudadanos.