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El domingo 15 de octubre se celebraron elecciones generales en Polonia. Desde las elecciones parlamentarias de 1989, tras la caída del comunismo, no se registraba una cita tan señalada en el país. Unos 29 millones de electores estaban llamados a votar. El 72,9% de los polacos acudió a las urnas para expresar su preferencia. Analizando la participación por grupos de edad, se observa que el grupo de edad de los ciudadanos con mayor participación es el comprendido entre 50 y 59 años: votó el 82,3%. Justo por debajo de la horquilla que va de 40 a 49, con un 78,5%. En el último escalón del podio, la banda de treinta años, con un 72,3%. Excelente resultado también para los más jóvenes, de hecho, han votado el 68,8% de los que tienen entre 18 y 29 años. Dos puntos porcentuales más que los mayores de 60 años, que se detienen en el 67%.
Prawo i Sprawiedliwość (PIS), es decir Ley y Justicia, es el partido que gobierna Polonia desde 2015 perteneciente al grupo parlamentario ECR. Jaroslaw Kaczynski es el presidente del partido, mientras que desde 2017 Mateusz Jakub Morawiecki es el presidente del Consejo de Ministros expresado por el PIS.
El principal antagonista es Platforma Obywatelska (PO), es decir, Coalición Cívica, partido que tiene como líder a Donald Tusk, ex primer ministro polaco de 2007 a 2014, ex presidente del Consejo Europeo (cargo que ocupó de 2014 a 2019) y presidente del Partido Popular Europeo. Tercer partido de peso electoral es un posible aliado de PO: Tercera Vía, formación considerada de centro-derecha. En cuarto lugar está la formación perteneciente a la alianza socialdemócrata: La Izquierda (Lewica razem).
El otro partido que logró superar el umbral de la barrera es Konfederacja, un partido de derechas. Este último, sin embargo, podría ser, en extrema ratio, un posible aliado de Pis.
Los resultados
Las perspectivas parecen inciertas y no se descarta que durante más de unos meses en Varsovia no haya un acuerdo para gobernar. El presidente del PIS, la formación más votada en estas elecciones, después de que los primeros sondeos a pie de urna dieran a su partido un 36,8%, comentó: «Es la cuarta victoria, la tercera consecutiva de nuestro partido, pero aún no sabemos si esta victoria se traducirá en el Gobierno». El propio Jaroslaw Kaczynski añadió: «No permitiremos que Polonia sea traicionada: tanto el gobierno como la oposición continuarán nuestro proyecto, defenderemos nuestra soberanía como sea».
Muy distinta es la reacción de Tusk, líder de la oposición, que, a pesar de que su partido no es el favorito de los votantes polacos, gracias a un juego de alianzas con Tercera Vía y La Izquierda, podría acabar gobernando el país. «Este periodo oscuro ha terminado, el reinado populista de Ley y Justicia ha terminado», dijo Tusk anoche. » Ganó Polonia, ganó la democracia», concluyó.
Aún no está claro qué ocurrirá. Según la Constitución polaca, el presidente del país, en este caso Andrzej Duda, también miembro del PIS, tiene el deber de asignar el mandato exploratorio. Sin embargo, no se especifica a quién. Por ello, dados los resultados de las elecciones hay dos posibilidades: o se le ofrece a Morawiecki como líder del primer partido, dando al PIS la posibilidad de encontrar posibles apoyos institucionales para su gobierno, o se le da a Tusk, líder del segundo partido más votado y que puede tener ya sobre el papel los números para formar una mayoría.
El líder del PIS ya ha dejado claro que, en el primer escenario, están preparados: «Intentaremos construir una mayoría parlamentaria y un gobierno estable si el presidente nos lo encarga».