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La validez de los visados para los ciudadanos rusos que quieran visitar Europa está en peligro, pero la prohibición total no es una buena idea para muchos.

Política - octubre 7, 2022

Entre los temas de debate en el orden del día del Parlamento Europeo está la vieja historia de los visados rusos para Europa, considerada por algunos como un nuevo ataque válido al Kremlin, mientras que para otros es un capricho inútil que podría ser perjudicial para todos.

La reunión informal entre los ministros de Asuntos Exteriores europeos, prevista para esta semana, según el Financial Times, podría servir para formular nuevas normas que impidan a los turistas rusos burlar las prohibiciones totales ya vigentes en algunos países.

Ya existe un acuerdo desde 2007 que facilita la expedición de visados sencillos a los ciudadanos rusos para viajar a la UE pero, algunos países del este y del norte de Europa, propondrían una prohibición total. Tal solución es, sin embargo, criticada por otras naciones, como Alemania, que, en cambio, considera esta medida excesiva e injustamente severa con los civiles, que no tendrían ninguna culpa de las decisiones villanas y beligerantes tomadas por Putin y su gobierno.

El acuerdo actualmente en vigor permite a los ciudadanos rusos en posesión de un visado Schengen cruzar la frontera y viajar durante 90 días por el territorio de la Unión Europea. Este flujo de turistas atraviesa inevitablemente cada día todos los países fronterizos con Rusia por el lado europeo, por lo que los últimos acontecimientos han puesto en situación complicada a naciones como Estonia y Finlandia, obligando a sus gobiernos a tomar medidas radicales como la prohibición total de paso a los ciudadanos rusos ya este mes o la reducción de hasta el 10% de los visados expedidos respecto al cupo previsto hasta ahora, en el caso de Helsinki.

En la actualidad, los documentos necesarios para que un turista no europeo pueda viajar al viejo continente consisten en un pasaporte expedido en los 10 años anteriores y con una validez de al menos 3 meses tras la salida del estado europeo que acaba de visitar, así como un visado, de hecho, que debe solicitarse al consulado o embajada del país que se va a visitar. Si el visado es expedido por un Estado perteneciente a la lista Schengen, el mismo documento puede utilizarse para viajar a todos los demás países Schengen sin necesidad de otras solicitudes o trámites. El Reino Unido e Irlanda, que no forman parte del espacio Schengen, exigen un visado nacional especial y, por tanto, en este litigio podrían decidir de forma independiente sobre la validez de sus «permisos de entrada» para los ciudadanos rusos.

Las naciones europeas que se inclinan por un endurecimiento de las medidas de visado para Rusia son Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, Polonia y la República Checa. Polonia y los países bálticos, de hecho, ya han cerrado sus fronteras al turismo ruso desde el pasado mes de febrero (mes en el que Putin ordenó la invasión de Ucrania por parte de sus tropas) y pronto les seguirán Finlandia y Dinamarca, mientras que Alemania, como ya se ha escrito, representada por Olaf Scholz habría subrayado la inutilidad y el sinsentido de sancionar a la población civil castigándola, en realidad, por la guerra en curso.

Varios analistas siguen a Alemania en relación con estos puntos de vista porque la prohibición total podría obstaculizar peligrosamente, incluso la huida de aquellos que nunca han estado a favor de la guerra perpetrada por su nación contra Ucrania. Por ello, otra hipótesis consiste en hacer sólo más compleja y costosa la solicitud de documentos de entrada para los países de la Unión Europea y mantener vigentes los visados por razones humanitarias y para los disidentes.

Otro firme partidario de la inviabilidad de una prohibición total de los visados rusos para Europa es Josep Borrell, representante de la política exterior de la UE que, en una entrevista con la emisora austriaca ORF, reiteró su oposición a la prohibición, pero mostrándose a favor de una política más selectiva.

Autor GWL

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