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Los jóvenes y las universidades: ¿cuál es la relación entre ellos en 2022?

Cultura - octubre 7, 2022

A lo largo de los años, la relación entre los jóvenes y las universidades ha sufrido varias metamorfosis. Hace unos treinta o cuarenta años, la de los estudios universitarios era percibida por el público como una vía de acceso limitado; en parte por una cuestión económica, en parte porque la entrada en el mundo laboral tenía unos criterios diferentes, por lo que en muchos casos, asistir a la formación continua podía no ser necesario. En cambio, hoy en día, estar en posesión de un título específico parece ser un elemento importante para entrar en el entorno laboral. Hay que añadir que el sistema universitario ha cambiado profundamente. En Italia, por ejemplo, con la reforma universitaria, dictada por el Decreto 270/2004, se produjo un desdoblamiento en una licenciatura, por tanto de tres años, y un segundo nivel, el máster: de hecho, se eliminó la licenciatura de ciclo único -5 años-, salvo en algunas facultades como Derecho, Farmacia, Arquitectura y Medicina. Además, la oferta educativa ha crecido considerablemente, también en función de las necesidades del mercado laboral. El desarrollo de las profesiones digitales en los últimos años también ha supuesto que el proceso de formación se haya vuelto más detallado; concomitantemente, las clases también se han configurado para ser más interactivas; así, el profesorado ha tenido que explorar nuevos mundos y nuevas formas de enseñar. Pensemos también en los programas de intercambio, como el Erasmus, que han permitido ampliar los horizontes: las chicas y los chicos pueden viajar a otros países para aumentar sus competencias en lo que respecta a la materia del curso de estudio, pero también en lo que se refiere a la lengua extranjera y a la relación con compañeros de diferentes culturas.

Esta premisa sirve para dar una idea de lo complejo y cambiante que es el mundo universitario y de cómo ha cambiado el planteamiento de los estudiantes a la hora de elegir la continuación de sus estudios.

 

Universidades: factores críticos para las universidades italianas

 

El XXIV Informe AlmaLaurea -el Consorcio Interuniversitario Italiano- sobre el Perfil y la Condición Ocupacional de los Graduados 2022 encontró -en estudiantes de 77 universidades- una evaluación positiva de la universidad a la que asistieron, con un 88,8% de graduados que dijeron estar satisfechos con su relación con los profesores; el 72,8% confirmó que volvería a elegir el curso de estudio que había realizado. También cabe mencionar que en la clasificación mundial de universidades QS 2023 hasta 41 universidades italianas se sitúan entre las 1418 primeras con puntuaciones muy interesantes. El Politécnico de Milán, por ejemplo, obtuvo 139 puntos, el Alma Mater Studiorum de Bolonia 167 y La Sapienza de Roma 171.

Si nos atenemos únicamente a estos datos, el panorama universitario italiano parece más que halagüeño. Sin embargo, los indicadores considerados no son los únicos que conforman la trayectoria educativa y no devuelven una imagen completa de nuestra situación actual. Las cifras publicadas por el informe de Eurostat el pasado mes de junio muestran un avance de la educación terciaria en los países miembros de la UE. Hay un «sin embargo». Italia sólo cuenta con un 28% de titulados universitarios, una cifra muy alejada de la media europea. Para ser claros: en algunos Estados, como Irlanda, llega al 62%. Otro factor a tener en cuenta: más de la mitad de los Estados miembros han incrementado en un 45% la proporción de estudiantes -de 25 a 34 años- que han completado la educación terciaria, objetivo que se había fijado la comunidad europea para 2030. De todos modos, la cifra a la que hay que referirse para entender la magnitud de la diferencia es la siguiente: licenciados en Italia 20,1 %, licenciados media europea 32,8 %.

Hablando de comparaciones con otros estados, cabe destacar que Italia tiene una de las tasas universitarias más altas y, además, ofrece, en comparación con otros países, algunas de las intervenciones de derecho al estudio más pobres de Europa. A continuación, ejemplos de intervenciones virtuosas por parte de los gobiernos: en los países escandinavos, aparte de Norvergia, los estudios son gratuitos, de hecho se ofrecen incentivos para acercar a los jóvenes al mundo universitario.

Cerramos esta reflexión con los resultados de las últimas pruebas de acceso a la Facultad de Medicina. La mitad de los estudiantes que se presentaron a la prueba ni siquiera alcanzaron la puntuación mínima. Por lo tanto, hay que preguntarse por qué. ¿Qué hay que cambiar?

¿Por qué la diferencia con otros países? ¿Qué hay que cambiar?

 

Para responder a esto, hay que aclarar que son varios los factores que contribuyen: la inversión, la gestión del bienestar, las condiciones económicas de los estudiantes, la estructura del sistema universitario y otros elementos de base cultural. Lo preocupante es que, a pesar de que tenemos universidades de gran valor, su potencial sigue sin aprovecharse, y esto socava la relación entre los jóvenes y la educación avanzada. Según datos de Almalaurea, recogidos en el citado informe, los titulados universitarios tienen más posibilidades de encontrar un puesto de trabajo adecuado. Por otra parte, se está produciendo un paulatino alejamiento de los estudios: el fenómeno de los NEET crece, la situación económica actual a menudo no permite a las familias matricular a sus hijos en la universidad, la oferta educativa en algunos casos no se presenta con claridad, y los jóvenes, recién salidos del instituto, se encuentran desconcertados al tener que hacer una importante elección. Con estas premisas, pues, resulta que es necesaria una revisión completa de todos aquellos elementos que están llevando a esa desafección; es necesario un cambio importante de fondo y de concreción, así como un debate serio.

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