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Italia: Superación del PIB per cápita y señales de una sólida recuperación

Comercio y Economía - mayo 22, 2025

Nuestro país alcanza a Francia, reduce la distancia con Alemania y supera la media de la Eurozona: la recuperación post-Covid da sus frutos

En un contexto internacional marcado por la inestabilidad geopolítica, la inflación persistente y las incertidumbres macroeconómicas, Italia emerge como un caso sorprendente y positivo dentro de la Eurozona. Los datos más recientes facilitados por la Comisión Europea, contenidos en las previsiones económicas de primavera, ofrecen elementos de reflexión alentadores: El PIB per cápita italiano, calculado en paridad de poder adquisitivo, ha alcanzado el de Francia. Una meta nada obvia, que marca un punto de inflexión para la economía italiana y representa un signo de vitalidad tras décadas de estancamiento.

PIB per cápita: una medida más real del bienestar

La cifra del PIB per cápita ajustada al poder adquisitivo representa un indicador más realista de la riqueza real de los ciudadanos, ya que tiene en cuenta el coste de la vida y la dinámica demográfica, elementos que a menudo distorsionan las comparaciones entre estados. Desde esta perspectiva, el progreso de Italia adquiere un valor aún más significativo. En 2020, la diferencia entre el PIB per cápita italiano y el francés era del 10,1%. Hoy esa diferencia se ha cerrado por completo, llevando a Italia a alcanzar uno de los principales puntos de referencia europeos. Pero eso no es todo: en el mismo periodo de tiempo, la diferencia con Alemania se ha reducido casi a la mitad, pasando del 24,3% al 13,9%. Aún más simbólico es el adelantamiento a la media de la Eurozona, superada en un 1,1%. Una cifra que retrata a un país capaz de reaccionar con determinación ante la crisis pandémica, reforzando su posición en Europa.

Una recuperación impulsada por el empleo

Entre los factores que han contribuido a este crecimiento destaca el mercado laboral. Italia ha experimentado un aumento significativo de los niveles de empleo en los dos últimos años, alcanzando nuevos récords. Un resultado que no sólo ha tenido un impacto directo en la renta disponible de los hogares, sino que también ha estimulado el consumo interno, un elemento crucial en una economía con un fuerte componente manufacturero y de servicios como la italiana. Es cierto, como señalan los analistas, que la productividad por trabajador sigue siendo una asignatura pendiente: el producto por trabajador en Italia sigue siendo inferior al de otros países europeos. Pero la dirección está marcada, y las señales son reconfortantes. El dinamismo del mercado laboral representa un activo fundamental para afrontar los retos del futuro, empezando por la innovación tecnológica y la transición ecológica. La estabilidad social resultante también contribuye a reforzar la cohesión del sistema del país.

Italia mejor que España y alcanzando a Alemania

Si nos fijamos en la comparación con otros grandes países europeos, las cifras hablan por sí solas. Hoy, cada italiano produce, a igualdad de poder adquisitivo, un 6,2% más que cada español. Una ventaja que en 2020 fue aún más marcada (+13,1%) pero que en años anteriores fue casi nula (+5,9% en 2015). España ha corrido mucho, pero Italia ha podido consolidar su posición. Y la recuperación respecto a Alemania, aunque todavía incompleta, es evidente: cerrar una brecha de más de diez puntos en cinco años no es un logro pequeño, sobre todo teniendo en cuenta las conocidas dificultades estructurales de nuestro país.

Los retos siguen abiertos, pero la dirección es la correcta

Ciertamente, no faltan sombras en el panorama general. El nivel de deuda pública sigue siendo muy elevado y representa un freno estructural para la política económica. Además, el PIB general de Italia aún no ha recuperado los niveles anteriores a la crisis de 2008, y el bienestar general sigue lejos de los máximos alcanzados a principios de milenio. Sin embargo, es justo dar crédito a quien lo merece. Italia ha demostrado que puede reaccionar con contundencia ante una de las crisis más duras de su historia reciente, recuperando la competitividad y el bienestar relativo. Superar a Francia en PIB per cápita no es sólo una victoria simbólica: es la prueba de un tejido económico que, a pesar de mil dificultades, sigue siendo capaz de sorprender y crecer. Ahora, consolidar estos resultados con reformas estructurales eficaces puede marcar realmente la diferencia para el futuro.

 

Alessandro Fiorentino