
Con las restricciones existentes prorrogadas hasta enero de 2026, Bruselas contempla ahora un 18º paquete de sanciones más duras dirigidas contra la flota fantasma y las exportaciones energéticas de Rusia.
Bruselas – La Unión Europea ha renovado formalmente sus sanciones contra Rusia por otros seis meses, ampliando las medidas restrictivas hasta finales de enero de 2026. Esta decisión, confirmada el lunes por la mañana por el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE mediante un procedimiento escrito, sigue a una semana de debates internos y a un consenso alcanzado en la cumbre de la semana pasada entre los 27 Estados miembros.
La medida garantiza la continuidad de los 17 paquetes de sanciones ya en vigor desde febrero de 2022, cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania. El actual conjunto de sanciones, que originalmente expiraba el 31 de julio, incluye amplias restricciones dirigidas contra la economía rusa, el sector financiero y personas y entidades clave relacionadas con los esfuerzos bélicos del Kremlin.
Unanimidad entre discrepancias silenciosas
A pesar de las dudas anteriores de países como Hungría y Eslovaquia -que históricamente han expresado reservas sobre el enfoque punitivo de la UE hacia Moscú-, esta vez no hubo oposición a la renovación. Incluso estos miembros más reticentes se abstuvieron de bloquear el procedimiento, señalando un raro momento de unidad en lo que, por lo demás, ha sido un debate díscolo y cambiante sobre cómo tratar al Kremlin.
Las medidas renovadas mantienen, entre otras cosas, la congelación de aproximadamente 210.000 millones de euros en activos pertenecientes al banco central ruso. Estos fondos permanecen inmovilizados en jurisdicciones de la UE, en su mayor parte a través de Euroclear, una empresa de servicios financieros con sede en Bruselas. El destino de estos activos sigue siendo un importante punto de controversia, con incertidumbres jurídicas y políticas en torno a las propuestas de confiscarlos directamente o reasignar los beneficios que generan a la reconstrucción de Ucrania.
Los ojos puestos en el 18º Paquete de Sanciones
Aunque la prórroga de las sanciones existentes mantiene el statu quo, los funcionarios de la UE ya están trabajando en una nueva ronda de sanciones más agresivas. Se espera que el 18º paquete de sanciones, actualmente en preparación en Bruselas, se centre en gran medida en el desmantelamiento de la llamada «flota en la sombra» de Rusia -una red encubierta de buques utilizada para eludir las restricciones internacionales a las exportaciones de petróleo- y en un mayor endurecimiento de los controles sobre las exportaciones rusas de energía.
Según fuentes de la UE, la Comisión Europea está retrasando la introducción formal del paquete hasta después de una reunión bilateral clave entre la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el primer ministro eslovaco, Robert Fico. Fico ha expresado su preocupación por el impacto de unas sanciones más estrictas en el suministro de gas de su país, dada la actual dependencia de Eslovaquia de las importaciones energéticas rusas.
Este retraso pone de manifiesto el acto de equilibrio que debe realizar la UE: mantener la presión sobre Moscú y, al mismo tiempo, dar cabida a las preocupaciones de seguridad energética de los Estados miembros más vulnerables.
Una propuesta divisiva: Reducir el tope del precio del petróleo
Uno de los elementos más controvertidos que se están debatiendo para el próximo paquete de sanciones es una posible reducción del precio máximo del crudo ruso, una medida introducida inicialmente por la coalición del G7 para limitar los ingresos de Moscú sin perturbar los mercados mundiales del petróleo.
Sin embargo, esta idea se enfrenta a importantes obstáculos. Dado que el tope del precio del petróleo es una iniciativa impulsada por el G7, cualquier ajuste requeriría el consenso de todos sus miembros. Al parecer, existe un escepticismo creciente entre los principales actores, incluso dentro de EEUU, especialmente dado el clima político que rodea a la Casa Blanca bajo el liderazgo de Donald Trump. Incluso dentro de la propia UE, algunos Estados miembros se muestran cautelosos a la hora de revisar el tope, por temor a consecuencias imprevistas para los precios mundiales de la energía y sus propias economías.
¿Paciencia estratégica o impulso menguante?
La decisión de la UE de renovar las sanciones envía un mensaje claro de que sigue comprometida a apoyar a Ucrania y mantener la presión sobre Rusia. Sin embargo, la lentitud en la finalización del 18º paquete y la falta de consenso sobre elementos clave suscitan preocupación sobre la unidad y la resistencia del bloque a largo plazo.
Tras dos años de guerra, la estrategia de sanciones de la UE se encuentra en un momento crítico. Aunque las medidas existentes han tensado la economía rusa, no han conseguido alterar el rumbo del Kremlin. La cuestión ahora es si las próximas medidas supondrán una nueva presión estratégica, o si las vacilaciones políticas diluirán su eficacia. A medida que el conflicto se recrudece, y la atención mundial se desplaza a otros focos geopolíticos, la UE se enfrenta a una prueba tanto de su determinación como de su capacidad para actuar colectivamente en tiempos de crisis prolongada.