
Bruselas ofrece un compromiso antes de las conversaciones de la cumbre del G7, mientras mantiene preparados 120.000 millones de euros en medidas de represalia por si fracasan las negociaciones
Bruselas – Con la cuenta atrás para la cumbre del G7 en marcha, la Unión Europea ha ofrecido una audaz propuesta a Estados Unidos con la esperanza de evitar una escalada de la guerra comercial bajo una posible segunda administración Trump. Según fuentes recogidas por Handelsblatt, la UE está dispuesta a aceptar un arancel fijo del 10% sobre todas sus exportaciones a Estados Unidos, pero sólo bajo condiciones estrictas y como parte de un acuerdo más amplio y limitado en el tiempo. La oferta se hizo pocas horas antes de la reunión prevista entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Donald Trump al margen del G7 en Canadá. Trump, actualmente uno de los principales aspirantes en la carrera presidencial estadounidense de 2024, llegó a la cumbre con una amplia delegación, que incluía al secretario del Tesoro, Scott Bessent, y al representante de Comercio de Estados Unidos, Jamieson Greer, lo que indicaba la seriedad de las conversaciones.
El acuerdo arancelario propuesto del 10% serviría de tope, protegiendo a las industrias europeas de aranceles estadounidenses más elevados, especialmente en sectores sensibles como el automovilístico, el farmacéutico y el electrónico. A cambio, Bruselas reduciría sus propios aranceles sobre los vehículos de fabricación estadounidense y suavizaría las restricciones técnicas y legales para ayudar a los fabricantes de automóviles estadounidenses a ganar terreno en el mercado europeo. Uno de los elementos más llamativos de la propuesta tiene que ver con la energía. Al parecer, la UE ha ofrecido prohibir totalmente la importación de gas natural ruso, lo que probablemente impulsaría la demanda de gas natural licuado (GNL) estadounidense. Esta medida se alinea con la estrategia más amplia de diversificación energética de Europa y conlleva importantes implicaciones geopolíticas.
Una oferta calculada en medio de realidades políticas
La medida de la UE es pragmática y preventiva. Bruselas reconoce que los planes fiscales de Trump dependen en gran medida de los ingresos arancelarios para compensar el coste de los amplios recortes fiscales que se están revisando actualmente en el Congreso. Esta comprensión ha influido en la estrategia negociadora de la Comisión Europea, que trata de encontrar un punto intermedio antes de que Trump pueda volver al poder. Sin embargo, los funcionarios de la UE mantienen la cautela. No se ha alcanzado ningún acuerdo definitivo, y los negociadores estadounidenses no han aceptado oficialmente limitar los aranceles al 10%. Un portavoz de la Comisión sólo confirmó que la presidenta von der Leyen y Trump habían acordado “seguir trabajando para llegar a un acuerdo antes del 9 de julio”. Esa fecha se considera ahora un plazo crítico. Por ahora, no hay confirmación de reuniones adicionales esta semana entre el Comisario de Comercio de la UE, Maroš Šefčovič, y los negociadores estadounidenses, y el ambiente sigue siendo tenso. A puerta cerrada, Bruselas mantiene en reserva su llamada “bazuca”: un amplio paquete de medidas de represalia por valor de hasta 120.000 millones de euros. Este paquete se activaría si Washington impone barreras comerciales más duras o abandona por completo las conversaciones.
Von der Leyen: “Todas las herramientas están sobre la mesa”
En vísperas del G7, von der Leyen lanzó una advertencia: “Si el resultado no es satisfactorio, estamos preparados para responder. Todos los instrumentos están sobre la mesa”. Sus palabras fueron una clara señal de que Europa no dudará en defender sus intereses económicos si es necesario. Pero el presidente de la Comisión también empleó un tono conciliador, instando a los líderes mundiales a permanecer unidos contra el proteccionismo. “Estamos tan profundamente interconectados que incluso los riesgos deben gestionarse conjuntamente”, afirmó. “Los aranceles no sólo afectan a los exportadores: son impuestos que pagan las familias y las empresas de los países importadores”. Hizo hincapié en que mantener unas relaciones comerciales abiertas, justas y predecibles no sólo es vital para la estabilidad económica, sino que también envía un poderoso mensaje a los mercados mundiales. “Debemos seguir centrados en los verdaderos retos estructurales que merecen nuestra atención”, añadió.
Telón de fondo de la protesta pública
Mientras se desarrollan las negociaciones, las tensiones políticas siguen siendo elevadas tanto en Europa como en Estados Unidos. En la ciudad de Nueva York, los manifestantes se reunieron bajo el lema “No al Día de Reyes”, expresando su oposición a las políticas de Trump. Una imagen llamativa de la concentración mostraba a un manifestante con un cartel de Trump y el presidente ruso Vladimir Putin besándose satíricamente, lo que ponía de manifiesto la polarización que rodea la reputación mundial del ex presidente estadounidense. La oferta arancelaria del 10% de la UE representa una importante apuesta diplomática. Su objetivo es contener el riesgo de una guerra comercial y, al mismo tiempo, dejar suficiente influencia sobre la mesa en caso de que las negociaciones se tuerzan. Queda por ver si la oferta será aceptada y si se mantendrá después del 9 de julio. Pero una cosa está clara: a medida que aumenta la incertidumbre económica mundial, ambas partes son plenamente conscientes de que los pasos en falso podrían tener consecuencias de gran alcance.