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Motociclistas en Europa, entre protecciones y derechos en la economía colaborativa

Comercio y Economía - enero 12, 2024

Las condiciones de trabajo de los «nuevos mensajeros» plantean importantes cuestiones sobre la protección y los derechos de que deben gozar.

En los últimos años, el panorama laboral europeo se ha visto marcado por una creciente presencia de trabajadores de la gig economy, entre los que destacan los llamados «riders». Estos mensajeros que reparten comida, paquetes y demás se han convertido en una presencia habitual en las calles de las ciudades europeas. La gig economy, o economía de los pequeños negocios independientes, ha crecido significativamente en Europa, impulsada por la expansión de plataformas digitales que conectan a trabajadores independientes con quienes necesitan sus servicios. Entre estas plataformas, las de reparto a domicilio, como Deliveroo, Uber Eats y Glovo, han desempeñado un papel central y sus usuarios, en particular, se han encontrado en el centro de este fenómeno. Muchos de ellos son jóvenes que buscan flexibilidad laboral y oportunidades de ganar dinero rápidamente. Sin embargo, esta flexibilidad suele ir en detrimento de la estabilidad laboral y la protección social, lo que plantea dudas sobre sus condiciones de trabajo.

Una de las principales cuestiones se refiere a la naturaleza de los contratos estipulados entre los ciclistas y las plataformas de reparto. Muchos de ellos están clasificados como autónomos, lo que significa que no gozan de las mismas protecciones que los asalariados. Esta clasificación ha generado disputas legales en varios países europeos, con sindicatos y activistas que reclaman una mayor protección para los motoristas. En algunos casos, los tribunales han dictaminado que los motoristas deben considerarse empleados, obteniendo así derechos como el salario mínimo, vacaciones pagadas y cotizaciones a la seguridad social. Sin embargo, esto ha llevado a algunas plataformas a cambiar sus modelos de negocio, introduciendo contratos que ofrecen mayor flexibilidad pero manteniendo la distinción entre trabajadores autónomos y asalariados.

Otro aspecto crítico se refiere a los seguros, ya que los motoristas, a menudo dedicados a trabajos de gran intensidad física y con riesgo de accidentes de tráfico, a pesar de necesitar una cobertura adecuada, adolecen de cierta falta de claridad en cuanto a su situación laboral, lo que complica la cuestión de los seguros, y algunos no se benefician de una protección adecuada en caso de lesión o enfermedad laboral. Otro aspecto fundamental se refiere a la posibilidad de que los motoristas se organicen y defiendan sus derechos mediante la participación sindical. De hecho, la naturaleza fragmentada y a menudo aislada del trabajo de los jinetes dificulta la formación de sindicatos fuertes y representativos, aunque algunos sindicatos han realizado importantes esfuerzos para movilizar y apoyar a los jinetes en la lucha por unas condiciones de trabajo más justas.

La participación sindical se ha visto a menudo obstaculizada por políticas empresariales que impiden la formación de sindicatos o la negociación colectiva. La lucha por el reconocimiento del derecho de los ciclistas a organizarse y negociar se ha convertido en un reto importante en la búsqueda de una mayor equidad en la economía colaborativa. El debate sobre la condición de los jinetes en Europa está destinado a permanecer en el centro de las discusiones sobre el futuro del trabajo. Aunque la flexibilidad que ofrece la economía colaborativa es algo que muchos trabajadores aprecian, es esencial equilibrarla con protecciones adecuadas y derechos fundamentales. Las plataformas digitales, los gobiernos y los sindicatos deben trabajar juntos para encontrar soluciones que garanticen una coexistencia sostenible entre flexibilidad y seguridad laboral.

La redefinición de los contratos de trabajo, la ampliación de las protecciones sociales y el acceso a un sistema de seguros adecuado son pasos cruciales para mejorar la condición de los jinetes. Además, es crucial promover la participación sindical y garantizar que los trabajadores de la economía gig tengan una voz efectiva en las decisiones que afectan a sus condiciones laborales. La situación actual de los riders en Europa se caracteriza por una compleja intersección de flexibilidad e inseguridad laboral, y abordar este reto requiere un compromiso colectivo de plataformas, gobiernos y los propios trabajadores para garantizar un futuro sostenible y justo en la gig economy europea. Será necesario abordar el problema lo antes posible para integrar mejor el trabajo de las nuevas generaciones en el contexto económico continental.

Italia es sin duda un espectador interesado, teniendo en cuenta que hasta la fecha aplica dos modelos contractuales distintos, ambos de acuerdo con los sindicatos, pero con normas y salarios diferentes.

Alessandro Fiorentino