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Nawrocki propone bloquear la financiación de Starlink

Política - agosto 28, 2025

Los refugiados ucranianos se han convertido en el centro de atención de los nuevos dirigentes de Varsovia. El presidente Karol Nawrocki da prioridad a Polonia, por lo que ha propuesto restringir la ayuda social a los refugiados ucranianos y bloquear la financiación de la red Starlink utilizada en el conflicto con Rusia.

La reciente decisión del nuevo presidente de Polonia, Karol Nawrocki, de condicionar el acceso de los refugiados ucranianos a las ayudas económicas y los servicios médicos pagados con cargo al presupuesto nacional ha suscitado un intenso debate tanto dentro del país como en la escena europea. El presidente conservador, que asumió el cargo en junio tras una campaña marcada por discursos en los que anunciaba que pondría a Polonia en primer lugar, declaró el lunes 25 de agosto que tiene intención de limitar las ayudas familiares y la asistencia médica a los ciudadanos ucranianos que no trabajen en territorio polaco. Al mismo tiempo, Karol Nawrocki rechazó una ley por la que el gobierno del primer ministro Donald Tusk quería prorrogar el pago de la suscripción a la red Starlink para Ucrania, una red vital utilizada en particular en el uso de drones por el ejército de Kiev en la guerra con Rusia.

Un cambio de tono respecto a la política anterior

Desde el comienzo de la invasión rusa en febrero de 2022, Polonia ha sido considerada uno de los aliados más importantes de Ucrania, tanto por su apoyo militar como por la asistencia social a los millones de personas que huyeron de la guerra y se refugiaron en territorio polaco. Durante los tres años de conflicto, las autoridades de Varsovia han facilitado el acceso de los refugiados a escuelas, hospitales y programas sociales, y al principio se produjo una impresionante oleada de solidaridad entre la población. Sin embargo, tras más de tres años de conflicto, las cosas han cambiado. El cansancio generado por el elevado número de ucranianos asentados en Polonia, al menos 1,5 millones según estimaciones oficiales, empezó a hacerse sentir entre los ciudadanos de a pie, y la retórica nacionalista fue ganando cada vez más adeptos entre la opinión pública. Durante la campaña electoral, Nawrocki prometió «poner a Polonia en primer lugar», una frase que se convirtió en su leitmotiv y convenció a una parte significativa del electorado conservador para que le votara. La nueva línea política contrasta fuertemente con la del ex presidente Andrzej Duda, que, aunque procedía del mismo entorno ideológico, era mucho más firme en su apoyo a Kiev y evitaba condicionar las prestaciones sociales a los refugiados ucranianos.

Las declaraciones de Nawrocki y sus efectos inmediatos

«Creo que las ayudas económicas a las familias deben dirigirse exclusivamente a quienes trabajan y contribuyen a nuestra economía. No podemos mantener un sistema que ofrece prestaciones ilimitadas a personas que no hacen ningún esfuerzo por integrarse», declaró Nawrocki en una conferencia de prensa.

Según los planes del nuevo presidente de Polonia, sólo los ucranianos con empleo tendrían derecho a prestaciones por hijos y a un acceso ampliado al sistema sanitario polaco. Actualmente, las familias ucranianas que matriculan a sus hijos en escuelas polacas pueden recibir una ayuda mensual de 800 zlotys (unos 219 dólares) por cada hijo. Esta medida, adoptada en 2022 por el gobierno polaco, pretendía fomentar la integración de los menores ucranianos en el sistema educativo y proporcionar una mínima seguridad económica a los refugiados. La limitación propuesta por el presidente Nawrocki reduciría significativamente el número de beneficiarios. El Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano no ha comentado oficialmente la iniciativa de Nawrocki, pero fuentes diplomáticas citadas por la prensa de Kiev han sugerido que la medida podría tensar aún más las relaciones bilaterales, ya marcadas por desacuerdos históricos como las masacres de Volinia durante la Segunda Guerra Mundial.

El bloqueo del pago de la suscripción a Starlink, nueva fuente de conflicto diplomático entre Polonia y Ucrania

Aunque la reducción de los subsidios suscitó un acalorado debate, la verdadera sorpresa fue la decisión del presidente Nawrocki de vetar una ley que habría garantizado la financiación del acceso de Ucrania a la red de satélites Starlink, propiedad del multimillonario estadounidense Elon Musk. El sistema de comunicaciones desarrollado por SpaceX se ha convertido en esencial para el ejército ucraniano en su conflicto con la Federación Rusa. A través de decenas de miles de terminales, los dirigentes de Kiev han podido mantener el contacto entre las unidades militares en el frente, coordinar operaciones y utilizar drones a pesar de los ataques rusos a la infraestructura de telecomunicaciones terrestre, que ha quedado destruida en gran medida. En abril de 2024, Ucrania había recibido más de 50.000 de estos terminales, financiados por una mezcla de donaciones internacionales, compras propias y apoyo directo de gobiernos europeos, incluido el de Polonia. Sin una prórroga del pago de la suscripción, a partir del 1 de octubre, el gobierno de Kiev corre el riesgo de perder el acceso a la red Starlink, con importantes efectos en la línea del frente. Un portavoz del Ministerio polaco de Asuntos Digitales explicó que, con el veto presidencial, «ya no hay base legal para seguir financiando». Sin embargo, la misma fuente gubernamental mencionó que el nuevo proyecto de ley propuesto por el presidente podría volver a incluir disposiciones relativas a la financiación de las suscripciones a la red Starlink, con la condición principal de que el Parlamento polaco apruebe el nuevo proyecto de ley propuesto por Nawrocki.

Para los que no estén familiarizados, Starlink es una constelación masiva de satélites de órbita terrestre baja (LEO) operada por SpaceX. La red de satélites se diseñó para ofrecer Internet de banda ancha de baja latencia, incluso en zonas sin infraestructura terrestre. La red siguió ampliándose en 2025, con miles de satélites activos en órbita, reforzando la cobertura mundial y la capacidad total del sistema. Starlink ofrece cobertura mundial tanto terrestre como marítima, con planes fijos y móviles. El sitio web oficial de la empresa permite a los usuarios comprobar la disponibilidad del servicio en un mapa, y los planes «Prioridad Global» están explícitamente pensados para uso mundial y marítimo. En zonas sensibles, el acceso puede estar geocercado/restringido a nivel de política de servicio. Por ejemplo, en la región de Crimea ha habido restricciones. Las fuerzas militares ucranianas utilizan ampliamente los terminales Starlink para enlaces de datos entre puestos de mando, unidades de primera línea y sensores (imágenes, reconocimiento), así como para la coordinación en tiempo real de acciones militares. Su importancia se puso de manifiesto cuando una interrupción global de Starlink (julio de 2025) interrumpió las comunicaciones militares ucranianas y las transmisiones de vídeo durante aproximadamente 2 horas, lo que provocó el aplazamiento de algunas misiones. Según los informes, las plataformas ucranianas como Magura V5 están equipadas con terminales Starlink, que utilizan el backhaul por satélite para la telemetría, la navegación y el vídeo en misiones de ataque o reconocimiento de largo alcance. Este modelo contribuyó al éxito de la campaña ucraniana en la zona del Mar Negro. Para los multicópteros/tácticas de corto alcance, el control directo suele hacerse por radio (no por satélite), pero Starlink se utiliza como «columna vertebral» de datos para los centros de mando móviles (retorno de vídeo, carga de coordenadas/objetivos, sincronización de unidades). Los análisis de fuentes independientes y los informes de grupos de reflexión destacan el papel de Starlink en el mantenimiento de la redundancia de las comunicaciones frente a las interferencias de los militares de la Federación Rusa.

Una pregunta en boca de todos: ¿qué podría ocurrir si Ucrania pierde el acceso a Starlink?

Pues bien, sin backhaul por satélite, la cohesión entre los niveles táctico y operativo (mando y control) desaparece rápidamente, y las transmisiones de vídeo de los drones y los equipos de reconocimiento se ven gravemente limitadas. Recordemos una vez más el incidente de julio de 2025, que demostró que incluso unas pocas horas de interrupción provocan trastornos en las acciones militares ucranianas (misiones retrasadas, vuelta a procedimientos degradados). Los USV que utilizan un gran volumen de datos bidireccionales (vídeo, telemetría en directo) habrían reducido su rendimiento o suspendido las misiones hasta cambiar a soluciones alternativas, lo que probablemente provocaría una disminución del alcance y la precisión. Sin una capa robusta de comunicaciones por satélite, las unidades de primera línea recurren a enlaces de radio o a redes terrestres improvisadas, que están más expuestas a interferencias, tienen una latencia más alta y una capacidad reducida, lo que ralentiza el ciclo «detectar-decidir-entrar en combate». Sin la red Starlink, podría producirse una disminución de la eficacia de los aviones no tripulados, especialmente en las operaciones más allá del horizonte/en profundidad, y una dilución de la ventaja informativa que ha permitido a Ucrania sincronizar su artillería con el reconocimiento en tiempo real. Los análisis de expertos en seguridad y medios de comunicación han calificado la posible pérdida de Starlink de «cambio de juego» a favor de Rusia. Si Polonia deja de financiar las suscripciones a Starlink, Ucrania se vería obligada a acelerar su migración a otros proveedores de comunicaciones por satélite (por ejemplo, soluciones europeas o comerciales no SpaceX) y redes terrestres (microondas, 4G/5G táctico, malla de radio), pero ninguno de ellos ofrece la misma densidad de terminales, ancho de banda y baja latencia a escala nacional a corto plazo, especialmente en la línea del frente. Sin Starlink, la velocidad de toma de decisiones del ejército ucraniano disminuirá, y sus capacidades de ataque de largo alcance se reducirán. Existen alternativas, pero no pueden igualar rápidamente la escala y el rendimiento de la red de satélites Starlink.

La rivalidad entre Nawrocki y Tusk, impacto regional y ecos en Rumanía

La decisión no puede entenderse fuera del contexto político interno. El gobierno actual, dirigido por el liberal proeuropeo Donald Tusk, está en conflicto abierto con el presidente Nawrocki. Mientras Tusk intenta mantener un equilibrio entre el apoyo a Ucrania y la protección de los intereses polacos, Nawrocki adopta una postura más crítica hacia Kiev, más próxima al electorado conservador. Por tanto, el bloqueo de la ley sobre Starlink y la asistencia social tiene también una dimensión política interna. Los conservadores que rodean al presidente quieren demostrar que pueden imponer una agenda nacionalista incluso frente al gobierno liberal, lo que anuncia meses de tensión institucional.

Las medidas anunciadas en Varsovia resonaron rápidamente al otro lado de la frontera. George Simion, líder del partido rumano AUR, utilizó el ejemplo del presidente polaco para criticar la situación de los refugiados ucranianos en Rumanía. En un mensaje publicado en las redes sociales, George Simion afirmó que «los rumanos son cada vez más pobres, mientras que los ucranianos conservan sus privilegios y prestaciones sociales, gracias a la complicidad de los partidos gobernantes». Sus declaraciones forman parte de una retórica más amplia del partido AUR, que a menudo promueve mensajes antiinmigración y nacionalistas. Recientemente, un diputado del partido instó a los ciudadanos a rechazar pedidos de empresas que contraten a trabajadores extranjeros, especialmente de países asiáticos, lo que generó duras críticas y acusaciones de discriminación por parte de la sociedad civil rumana.

Entre la solidaridad con el pueblo ucraniano y el nacionalismo

La situación de los refugiados ucranianos en Polonia y otros países de la Unión Europea ilustra el dilema al que se enfrentan los gobiernos europeos: cómo mantener la solidaridad con las víctimas de una guerra devastadora sin alimentar el resentimiento interno y ejercer una presión excesiva sobre los sistemas sociales. En Polonia, donde la historia ha dejado profundas cicatrices y donde la sociedad ya está polarizada entre conservadores y liberales, las decisiones de Karol Nawrocki podrían redefinir la dirección de la política exterior e interior en los próximos años. Si se aplican las restricciones propuestas, podrían cambiar la forma en que se percibe el papel de Polonia como principal aliado de Ucrania. Al mismo tiempo, podrían alimentar la retórica populista en otros países, incluida Rumania, donde ya se oyen ecos. Las decisiones del nuevo presidente polaco marcan un visible cambio de paradigma. De un Estado que ha asumido el papel de bastión de apoyo a Kiev, Polonia podría convertirse en un país mucho más reservado, preocupado principalmente por sus propias tensiones internas y la protección de sus recursos nacionales y sus ciudadanos. En este contexto, es probable que las relaciones con Ucrania, pero también con los socios europeos, sean cada vez más complicadas en el próximo periodo.