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Trump y los aranceles del 50%: Sí a la fuerza, no a la ruptura con Europa

Mundo - mayo 25, 2025

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Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, ha vuelto a alzar la voz. En su plataforma en las redes sociales, Truth, anunció sus planes de introducir aranceles del 50% sobre todos los productos procedentes de la Unión Europea a partir del 1 de junio. Un mensaje claro: basta de palabrería, es hora de cambiar de rumbo en las relaciones comerciales con Bruselas.

Trump acusa a la UE de haber actuado durante décadas como una estructura diseñada para aprovecharse económicamente de Estados Unidos. Cita barreras comerciales, sistemas de IVA penalizadores, normativas discriminatorias, sanciones corporativas injustas, manipulación monetaria y una actitud generalmente hostil hacia las grandes empresas estadounidenses. Señala una cifra por encima de todas: un déficit comercial que, según afirma, supera los 250.000 millones de dólares al año.

Pero merece la pena detenerse aquí. Las cifras oficiales de 2023 cuentan una historia diferente. Según los datos disponibles, Estados Unidos importó unos 502.000 millones de dólares en bienes de la UE, mientras que las exportaciones a Europa ascendieron a 344.000 millones de dólares. El déficit existe, pero es menor de lo que afirma Trump. Y cuando se incluyen los servicios -como los servicios digitales y tecnológicos- la balanza comercial se nivela aún más: 795.000 millones de dólares frente a 743.000 millones.

Eso no significa que las críticas del Presidente sean totalmente infundadas. La Unión Europea, con su extensa burocracia, a menudo obstaculiza la competencia e impone normativas que parecen diseñadas para penalizar a los de fuera. Y los conservadores europeos -especialmente en Italia- llevan mucho tiempo dejando claro que esta Unión, en su forma actual, no funciona.

Sin embargo, es nuestro deber subrayar una verdad que no puede ignorarse, especialmente en un momento histórico tan delicado: Europa no es un enemigo. Europa es el aliado natural de Estados Unidos. Y si Trump está decidido a defender los intereses nacionales estadounidenses -lo cual es totalmente legítimo y encomiable-, también debe recordar que, ahora más que nunca, Estados Unidos y la UE deben caminar en la misma dirección.

Los aranceles como arma política

Un arancel del 50% es más que una simple medida comercial. Es una declaración de guerra comercial que corre el riesgo de desencadenar una espiral incontrolable. Las consecuencias ya se están dejando sentir. Las bolsas europeas perdieron más de 183.000 millones de euros en un solo día. El Ftse Mib de Milán cerró con un descenso del 1,94%, París perdió un 1,65% y Fráncfort cayó un 1,54%. Sólo Londres, protegida por un reciente acuerdo bilateral con Washington, mantuvo las pérdidas en el -0,24%.

A Wall Street no le fue mejor: el Dow Jones cayó un 1,1%, el Nasdaq un 1,68% y el S&P 500 un 1,15%. Los efectos son globales, y afectan tanto a las economías europeas como a las estadounidenses. Según las estimaciones, un arancel del 50% podría hacer caer el PIB de Italia un 0,6%. La UE en su conjunto podría perder un 0,7%, Alemania un 0,8%. Pero el mayor perdedor podría ser el propio EE.UU., con un descenso previsto del 1,5%.

En otras palabras: todos pierden. Incluido Estados Unidos.

Europa como socio estratégico

Nadie niega que haya fricciones y desacuerdos. Pero al igual que con los hermanos, el diálogo -aunque sea duro- es la única forma de avanzar. No podemos permitirnos divisiones estructurales entre las dos orillas del Atlántico. Especialmente ahora, en medio de desafíos globales compartidos: la amenaza de China, la inestabilidad de Oriente Medio, la guerra de Ucrania, las presiones energéticas y la competencia con Asia en materia de tecnología y cadenas de suministro.

Trump tiene toda la razón al querer unos Estados Unidos fuertes, soberanos y respetados. Pero precisamente porque somos hermanos, Europa debe formar parte de una visión compartida. Los conservadores lo saben bien: es hora de una Unión Europea reformada: menos burocrática, más productiva, más cercana a su pueblo. Pero eso no puede lograrse mediante la fuerza contundente del proteccionismo. Requiere la valentía de la reforma y la claridad de los objetivos comunes.

El camino conservador: Fortaleza y Realismo

El proteccionismo puede servir, en algunos casos, como herramienta táctica. Y Trump es un maestro a la hora de crear presión para obtener concesiones. Pero el verdadero liderazgo -el que construye en lugar de destruir- sabe cuándo bajar la temperatura para proteger lo que realmente importa: la alianza entre Occidente y Estados Unidos.

Lo que necesitamos es una visión transatlántica común que refuerce las industrias occidentales frente a los gigantes asiáticos. Necesitamos reglas compartidas para los asuntos digitales, la inteligencia artificial y las infraestructuras estratégicas. Lo que necesitamos es visión, no sólo músculo.

Conclusión

Donald Trump ha puesto de relieve, con razón, un desequilibrio que debe abordarse. Pero ahora es el momento de dar un paso más: transformar la confrontación en cooperación, la presión en alianza. Europa ya no debe ser vista como un adversario: es, y sigue siendo, el aliado clave de Estados Unidos en el mundo.

Los conservadores europeos están dispuestos a poner de su parte para conseguir una Europa más fuerte, más libre y más justa. Pero Estados Unidos debe decidir si quiere caminar con nosotros o contra nosotros. La esperanza es que Trump -un líder de notable visión, aunque a veces excesivo en el tono- pueda encontrar de nuevo su brújula estratégica. Porque los hermanos pueden discutir, pero no se separan. Y hoy, más que nunca, el mundo necesita un Occidente unido.

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