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¿Qué implica el acuerdo entre Kiev y Washington? De las perspectivas de paz al realineamiento de EEUU

Mundo - mayo 8, 2025

Si nos remontamos al clima del 28 de febrero en la Casa Blanca y al escenario del encuentro-choque entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ucraniano Volodymyr Zelensky, lo que estamos presenciando estos días es un escenario totalmente nuevo y renovado. Hemos pasado por varias fases. Desde el enfrentamiento abierto entre los dos líderes, hasta los intentos de Ucrania de limar asperezas, pasando por la incertidumbre de las posiciones rusas y el fastidio del magnate ante la imposibilidad de predecir (al menos a corto plazo) los movimientos de Moscú. Y a lo largo de todo ello, la iconografía de esta coyuntura histórica seguramente será recordada como el «diálogo vaticano». Dos simples sillas en un escenario tan impresionante como surrealista para enmarcar un denso diálogo entre dos líderes comprometidos a encontrar un acuerdo que encamine a Ucrania hacia una paz justa y aceptable. Hasta la firma, en los últimos días, del tratado sobre las tierras raras: un acuerdo que debería haberse firmado ya a finales de febrero pero, evidentemente, no había llegado el momento.

EL ACUERDO ENTRE KIEV Y WASHINGTON
Echando un vistazo a este acuerdo -aún pendiente de aprobación por el parlamento de Kiev-, partamos de lo expresado formalmente por la Casa Blanca. En efecto, los documentos oficiales hablan de una asociación económica que hará posible que ambos países colaboren e inviertan, de modo que pueda acelerarse la recuperación económica de Ucrania. Todo ello sin dejar de subrayar que, a día de hoy, la presidencia de Trump está comprometida con un proceso de paz cuyo objetivo es lograr una Ucrania libre y soberana, además de próspera. Se trata de una posición mucho más avanzada que las anteriores posturas del magnate, que en cambio obligaban a Zelensky a sentarse a la mesa de negociaciones en el bando perdedor.

UNA MIRADA A LA RECONSTRUCCIÓN
Lo que seguimos denominando «tratado de las tierras raras» por comodidad, en realidad trata de una gama mucho más amplia de aspectos que miran a lo que serán los futuros mecanismos de reconstrucción del país devastado por el conflicto, además del petróleo y el gas natural. El fondo de inversión que se creará, de hecho, pretende una gestión conjunta e igualitaria, pero sobre todo elimina cualquier obligación de endeudamiento por parte ucraniana. La referencia está relacionada con las anteriores exigencias del magnate al primer ministro ucraniano para que devuelva la ayuda (se habla de 350.000 millones de dólares, pero la cifra es discutida) proporcionada durante el conflicto. Además de estas garantías, que pesan sobre la seguridad del futuro económico del país, es importante subrayar que, según los borradores filtrados a la prensa, Ucrania debe conservar el pleno control de su subsuelo e infraestructuras, así como de sus recursos naturales.

UNA POSTURA MÁS DURA HACIA MOSCÚ
En comparación con el planteamiento inicial de Donald Trump, que se esforzaba por señalar siquiera de qué lado comenzaron las hostilidades, la situación parece haber cambiado considerablemente a favor de Kiev. Mientras tanto, el texto del tratado haría referencia a una invasión a gran escala por parte de Rusia. Una postura importante, por tanto, que va de la mano de la suposición de que ni los Estados ni los individuos que han financiado de algún modo la participación de Moscú en este conflicto se beneficiarán nunca en modo alguno de la reconstrucción de Ucrania. Una postura importante que, por tanto, parece trazar una línea, esta vez compartida también por la Administración estadounidense.

EL PAPEL DE EUROPA
Para Kiev, tampoco habría peligros respecto a su voluntad de adherirse a la Unión Europea. De hecho, se temían críticas por el carácter preferente del socio comercial estadounidense. Una relación que, sin embargo, podría entrar en conflicto en el futuro con las disposiciones y tratados firmados por los Estados miembros. Pero EEUU no parece querer afectar a éste ni al proceso de adhesión de Kiev, hecho que parece reconocer en el texto el propio EEUU. También se reconocería que es importante que este tratado no entre en conflicto de ningún modo con este proceso, de modo que si Kiev necesitara revisar algunos de los términos de lo que ha firmado (por ejemplo, para cumplir las obligaciones de la adhesión a la UE), podrían abrirse nuevas negociaciones.

LOS SIGUIENTES PASOS
Por supuesto, el texto tiene que pasar por el Parlamento ucraniano y seguramente no bastará para que las partes se sienten a la mesa de negociaciones. Pero al menos parece haber redibujado una geometría que, hasta hace unos días, parecía extremadamente más desequilibrada hacia el Este.