
El reciente acuerdo entre Estados Unidos y China sobre el suministro de tierras raras -así como sobre los derechos comerciales- representa un acontecimiento significativo en el contexto de las relaciones internacionales y la seguridad económica y militar mundial. Es importante analizar el significado estratégico del acuerdo, sus implicaciones comerciales y diplomáticas y las vulnerabilidades estructurales del aparato industrial y de defensa estadounidense derivadas de la dependencia de los suministros chinos de elementos críticos como las tierras raras, recientemente también en el centro del acuerdo firmado por Trump con Kiev.
DE LAS TENSIONES AL ACUERDO
Las llamadas tierras raras (un grupo de 17 elementos químicos esenciales para la producción de tecnologías avanzadas) están en el centro de una delicada interdependencia entre Estados Unidos y China. El 10 de junio, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció a través de la red social Truth la consecución de un acuerdo con el gobierno chino sobre el suministro de tierras raras, la aplicación de nuevos aranceles comerciales y la reapertura de visados para estudiantes chinos. Este acuerdo, que llega tras meses de tensiones comerciales, supone un gran paso adelante en el diálogo bilateral y revela el creciente uso de los recursos críticos como palanca en las negociaciones internacionales.
¿QUÉ CONTIENE EL ACUERDO? ASPECTOS ECONÓMICOS Y DIPLOMÁTICOS
Según los comunicados oficiales del presidente Donald Trump, el acuerdo recientemente alcanzado con China incluye el compromiso de Pekín de garantizar por adelantado el suministro de tierras raras, recursos estratégicos clave para la industria tecnológica y militar estadounidense. El acuerdo también introduce una nueva estructura arancelaria, que prevé la imposición de aranceles del 30% a las importaciones chinas a Estados Unidos, mientras que las exportaciones estadounidenses a China estarán sujetas a aranceles del 10%. Entre los elementos clave del acuerdo figura también una apertura en el ámbito académico, con la reanudación de la concesión de visados a estudiantes chinos interesados en asistir a universidades estadounidenses. Trump ha hecho hincapié en este aspecto, destacando su aprecio por la presencia de jóvenes chinos en los campus estadounidenses. El acuerdo ha producido efectos positivos inmediatos en los mercados financieros, especialmente en las bolsas europeas, que han reaccionado con optimismo, confirmando el valor sistémico atribuido a la distensión entre ambas potencias. Desde Pekín, el viceprimer ministro He Lifeng subrayó la urgencia de reforzar el diálogo bilateral, reducir los malentendidos y consolidar una cooperación estable y duradera, al tiempo que reconoció la importancia de mantener abiertos canales de comunicación eficaces y constructivos.
UNA VULNERABILIDAD ESTRUCTURAL
Más allá de los aspectos económicos, el acuerdo tiene una importancia estratégica, ya que pone de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro estadounidenses, sobre todo en el ámbito militar. Las tierras raras -como han recordado en los últimos días varios medios de comunicación internacionales- son componentes esenciales de tecnologías militares avanzadas, como misiles, radares, submarinos, cazas F-35 y el futuro F-47. Los F-35, por ejemplo, contienen más de 400 kg de REE (Elementos de Tierras Raras) cada uno, mientras que los submarinos de clase Virginia y los misiles Tomahawk también dependen de estos materiales. China, según datos de la prensa internacional, controla actualmente cerca del 90% del refinado mundial de tierras raras y posee el 70% de la producción total. Además, posee 44 millones de toneladas de reservas, frente a los casi 2 millones de Estados Unidos. A pesar de las inversiones del Pentágono (más de 439 millones de dólares desde 2020 para desarrollar cadenas de suministro nacionales), la brecha tecnológica e infraestructural sigue siendo importante.
LA INFLUENCIA GEOPOLÍTICA DE LOS ELEMENTOS DE TIERRAS RARAS
El dominio de China en el sector de las tierras raras representa una palanca geopolítica concreta que puede utilizarse para influir en las negociaciones comerciales, los acuerdos diplomáticos e incluso la postura estratégica de EEUU. Su no sustituibilidad en muchas aplicaciones militares hace que la dependencia de EEUU sea especialmente crítica. Pekín ha utilizado repetidamente el arma de las restricciones a la exportación para reforzar su posición en los diálogos multilaterales, demostrando una clara conciencia del potencial coercitivo de su superioridad en este ámbito. El acuerdo entre EEUU y China sobre tierras raras representa un alivio temporal de las tensiones comerciales, pero al mismo tiempo pone de manifiesto una profunda fragilidad de la estructura productiva y militar estadounidense. Aunque el acuerdo podría reforzar la cooperación bilateral a corto plazo, también subraya la urgencia de que Washington diversifique sus fuentes de suministro y desarrolle capacidades industriales autónomas. Las tierras raras no son sólo una cuestión comercial: son un nudo estratégico en el que se entrecruzan la seguridad nacional, la competitividad tecnológica y la política exterior.