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El último escándalo sanitario podría destituir al Viceprimer Ministro irlandés

Salud - agosto 21, 2025

La reciente muerte de Harvey Morrison Sherratt, de nueve años, el 29 de julio de 2025, ha suscitado en Irlanda un debate renovado y cargado de emoción sobre el estado de su sistema sanitario, en particular sobre los persistentes retrasos en el tratamiento de la escoliosis infantil.

Harvey, un joven de Clondalkin, Dublín, se ha convertido ahora en un trágico símbolo de fallos sistémicos que han dado lugar a crecientes llamamientos a la responsabilidad política.

Entre las personas que se enfrentan a un intenso escrutinio político se encuentra el Tánaiste Simon Harris, viceprimer ministro de Irlanda y ex ministro de Sanidad, que fue ministro de Sanidad de 2016 a 2020 y posteriormente Taoiseach, antes de asumir su cargo actual en enero de 2025. Figuras de la oposición política exigen ahora su dimisión.

La historia de Harvey es una historia de profunda pérdida y frustración. Diagnosticado de espina bífida y escoliosis, afecciones que requieren una intervención médica oportuna, Harvey se enfrentó a importantes retrasos para acceder a una intervención quirúrgica crítica de la columna vertebral.

Según sus padres, Gillian Sherratt y Stephen Morrison, Harvey fue incluido por primera vez en una lista de espera para una operación urgente de escoliosis en febrero de 2022, pero no se le practicó la intervención hasta noviembre de 2023. Durante este retraso de 33 meses, la familia experimentó una angustia adicional al descubrir que Harvey había sido retirado de la lista de espera de Children’s Health Ireland (CHI) sin su conocimiento ni consentimiento, una revelación que agravó su sensación de abandono por parte del sistema sanitario.

Aunque la causa exacta de la muerte de Harvey sigue sin determinarse, según ha declarado su madre, la prolongada espera para la intervención quirúrgica y la percepción de mala gestión de su caso han avivado la indignación pública y la exigencia de responsabilidades.

Mary Lou MacDonald, líder del principal partido de la oposición, el Sinn Fein, ha dirigido duras críticas al Tánaiste Simon Harris, citando una promesa incumplida realizada en 2017, cuando Harris, como ministro de Sanidad, se comprometió a que ningún niño esperaría más de cuatro meses para ser operado de escoliosis.

McDonald también ha intensificado la presión sobre Harris, escribiéndole el 12 de agosto de 2025 para exigirle una reunión con los padres de Harvey.

La llamada de McDonald se produce después de que Harris le asegurara, el 18 de septiembre de 2024, que se pondría en contacto directo con la familia para hablar de los cuidados de Harvey, una promesa que, en el momento del funeral de Harvey, no se había cumplido.

Los mensajes en X de la madre de Harvey, Gillian Sherratt, y de grupos de defensa como la Red de Escoliosis reflejan una profunda frustración, acusando a Harris de dar prioridad a las relaciones públicas frente a un compromiso significativo con las familias afectadas.

Estos sentimientos subrayan una percepción más amplia de que la respuesta del gobierno a la crisis de la escoliosis ha sido, como mínimo, inadecuada.

Mientras la crisis de Harris sigue desarrollándose, el ministro irlandés de Hacienda, Paschal Donohoe, ha salido en defensa de Harris, subrayando el compromiso del Tánaiste de abordar la atención a la escoliosis durante su mandato como ministro de Sanidad y como Taoiseach.

Donohoe, aunque reconoce la tragedia de la muerte de Harvey y el dolor de su familia, ha declarado: «Tenemos que respetarlo y permitirles que expongan los puntos que consideren importantes.» También destacó los esfuerzos del gobierno para reducir los tiempos de espera, incluido el aumento de los recursos, el apoyo clínico y la capacidad de los quirófanos, que, según él, han permitido reducir tanto el número de niños en lista de espera como la duración de sus esperas.

Sin embargo, Donohoe admitió que «siempre queremos hacer más» y que el servicio sanitario «tenía que hacerlo mejor», lo que refleja un reconocimiento de los retos que persisten a pesar de los avances.

Un portavoz de Harris se ha hecho eco de este sentimiento, señalando que cuando el caso de Harvey se puso en conocimiento del Tánaiste durante su etapa como Taoiseach, su oficina se puso inmediatamente en contacto con el Departamento de Sanidad y con el Ejecutivo de Servicios Sanitarios (HSE) para garantizar la atención clínica.

El portavoz confirmó que se llevó a cabo una evaluación clínica adicional, y posteriormente se programó la intervención quirúrgica. El propio Harris ha expresado su «más sentido pésame» a la familia de Harvey, y ha subrayado que espera que el Departamento de Sanidad, el HSE y CHI sigan apoyando a la familia.

Children’s Health Ireland, en un comunicado en el que se abstenía de hacer comentarios sobre el caso individual de Harvey, señaló que la lista de espera de cirugía de columna es dinámica, con «importantes progresos» que se realizan mensualmente a medida que los pacientes reciben tratamiento y se añaden nuevos casos.

Sin embargo, esta explicación ha servido de poco para acallar las críticas públicas y políticas, sobre todo teniendo en cuenta las acusaciones concretas de mala gestión en el caso de Harvey.

En la reunión de la Comisión Mixta de Sanidad del Oireachtas, celebrada el 19 de junio de 2025, se debatieron las cuestiones más generales que rodean a la prestación de tratamiento de la escoliosis en Irlanda. Este debate proporciona un contexto fundamental para comprender las cuestiones sistémicas en juego.

La comisión escuchó a grupos de defensa, entre ellos la Red de Defensa de la Escoliosis, que detallaron la crisis actual de la atención pediátrica de la escoliosis.

El debate puso de relieve que, a pesar de los compromisos del gobierno, muchos niños siguen enfrentándose a esperas que superan con creces el objetivo de cuatro meses fijado por Harris en 2017.

Se informó a la comisión de que los retrasos en la cirugía de la escoliosis pueden provocar un empeoramiento de la curvatura de la columna vertebral, un aumento del dolor y, en casos graves, complicaciones irreversibles, sobre todo en niños con afecciones complejas como la espina bífida.

La Red de Defensa de la Escoliosis criticó la falta de transparencia en la gestión de las listas de espera, citando casos como el de Harvey, en el que se retiró a pacientes sin notificación a los padres.

La comisión también observó que, aunque se habían asignado fondos adicionales y capacidad quirúrgica, la escasez de personal y los problemas de coordinación dentro de CHI seguían obstaculizando los avances.

Desde una perspectiva política, las peticiones de dimisión de Harris deben sopesarse con la realidad de gobernar un sistema sanitario complejo.

La promesa de Harris para 2017, aunque ambiciosa, reflejaba el deseo de abordar un claro fracaso de la salud pública.

Sin embargo, la persistencia de los retrasos sugiere problemas estructurales más profundos en el HSE y el CHI, como la asignación de recursos, la retención del personal y la supervisión administrativa.

Aunque los defensores de Harris argumentan que ha demostrado su compromiso mediante una mayor inversión y compromiso, los críticos y los oponentes políticos señalan un fracaso de liderazgo a la hora de traducir las promesas en resultados tangibles. La retirada de Harvey de la lista de espera sin el consentimiento paterno es especialmente indefendible, y plantea dudas sobre la responsabilidad de CHI y su comunicación con las familias.

Se puede argumentar entonces que, aunque la exigencia de dimisión de Harris es emocionalmente resonante, también puede simplificar excesivamente la cuestión.

El reconocimiento por parte del gobierno de la necesidad de mejoras, junto con las afirmaciones de Donohoe de que se han reducido los tiempos de espera, sugieren cierto progreso, pero la tragedia del caso de Harvey subraya que estos esfuerzos no han sido suficientes para todos los pacientes.

Las conclusiones de la Comisión del Oireachtas ponen de relieve la necesidad de una mayor transparencia, una mejor coordinación y una inversión sostenida para evitar fracasos similares.

La muerte de Harvey Morrison Sherratt es un recordatorio devastador del coste humano de los retrasos en la asistencia sanitaria. Las peticiones de dimisión del Tánaiste Simon Harris reflejan una frustración legítima por las promesas incumplidas y las deficiencias del sistema, pero también corren el riesgo de politizar una cuestión compleja.

Aunque los defensores de Harris señalan sus esfuerzos por abordar la atención a la escoliosis, los fallos concretos del caso de Harvey, sobre todo la exclusión no autorizada de la lista de espera, exigen responsabilidades tanto a nivel político como institucional.

El gobierno irlandés debe dar prioridad a una comunicación transparente con las familias, a una supervisión rigurosa de la gestión de las listas de espera y a una inversión sostenida en atención pediátrica para garantizar que ningún otro niño sufra como Harvey.

La controversia también ha reavivado el escrutinio sobre el enfoque más amplio de Irlanda en la gestión de las listas de espera en todo el servicio sanitario, no sólo en la atención a la escoliosis. Los críticos señalan que se han denunciado fallos similares en cardiología, neurología y oncología, donde los pacientes se enfrentan a prolongados retrasos para recibir tratamiento con consecuencias que alteran su vida. Los grupos de defensa sostienen que el patrón recurrente de promesas, mejoras parciales y posteriores retrocesos refleja una incapacidad estructural del HSE para prestar una atención puntual. Esta percepción, amplificada por tragedias de gran repercusión como la de Harvey, está erosionando la confianza pública tanto en el sistema sanitario como en los dirigentes políticos. Sin un cambio fundamental en la gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas, persiste el riesgo de que se produzcan más muertes evitables, convirtiendo la historia de Harvey en una más de una larga serie, en lugar de ser el catalizador de una reforma significativa.

Por ahora, el debate político no hace más que intensificarse entre quienes sostienen que la atención debe seguir centrándose en apoyar a la familia de Harvey e impulsar una reforma significativa, evitando al mismo tiempo gestos simbólicos que no aborden las causas profundas de esta crisis, y quienes también señalan correctamente que la política irlandesa está plagada de una deplorable falta de rendición de cuentas a cualquier nivel, incluso por fallos graves como el que representa este caso.