La Comisión Europea investiga si la política de «abuso de la reputación de los sitios» de Google penaliza injustamente a los medios de comunicación y merma sus ingresos, poniendo a prueba la fuerza de la nueva Ley de Mercados Digitales.
Bruselas ha abierto un nuevo frente en su larga batalla contra Alphabet Inc, el gigante tecnológico que está detrás de Google. Tras una serie de multas antimonopolio multimillonarias, la Comisión Europea ha iniciado una nueva investigación para determinar si las prácticas de búsqueda de Google cumplen la Ley de Mercados Digitales (LMC) del bloque. La investigación se centra en si la empresa aplica condiciones «justas, razonables y no discriminatorias» a los editores de noticias y otros proveedores de contenidos que aparecen en la Búsqueda de Google.
La última medida de la Comisión indica un mayor control sobre las principales plataformas en línea, a medida que los reguladores trabajan para hacer cumplir el ambicioso reglamento digital europeo. Según las primeras conclusiones de los esfuerzos de vigilancia de la UE, la llamada «política de abuso de la reputación de sitios» de Google puede estar penalizando injustamente a las organizaciones de medios de comunicación legítimas. Esta política, introducida por Google como parte de sus esfuerzos para luchar contra la manipulación en las clasificaciones de búsqueda, parece rebajar la categoría de los sitios web que incluyen contenidos de terceros socios comerciales.
Para Bruselas, las implicaciones son graves. Si se confirma, la práctica podría significar que los medios de comunicación establecidos -que ya están sometidos a una inmensa presión financiera- se vean privados de visibilidad e ingresos publicitarios, mientras que las fuentes más pequeñas o menos reputadas ganan ventaja en los resultados de las búsquedas.
El organismo de control de la UE vuelve a apuntar a Google
La nueva investigación sigue a una serie de enfrentamientos legales y normativos entre la Unión Europea y Google durante la última década. Hace sólo dos meses, la empresa fue sancionada con otra multa de casi 3.000 millones de euros por supuestos abusos de mercado. Mientras tanto, Alphabet sigue inmersa en una larga batalla legal ante el Tribunal de Justicia Europeo por otra sanción de 4.100 millones de euros que se remonta a 2018.
Ahora, en virtud de las disposiciones más estrictas de la Ley de Mercados Digitales, Bruselas está poniendo a prueba sus nuevos poderes contra uno de los actores más poderosos de Silicon Valley. «Llevaremos a cabo una investigación para garantizar que los editores de noticias no pierdan importantes fuentes de ingresos en un momento difícil para el sector», declaró Teresa Ribera, Vicepresidenta Ejecutiva de la Comisión Europea. «Es esencial que Google cumpla plenamente la Ley de Mercados Digitales».
La investigación de la Comisión se centra en cómo aplica Google su política de «abuso de la reputación de los sitios» y si su aplicación perjudica injustamente a los editores europeos. Bruselas teme que la política «parezca tener un impacto directo» en una forma común y legítima de que los editores moneticen sus sitios web y cooperen con socios comerciales.
La Política de «Abuso de la Reputación del Sitio»: Un arma de doble filo
Desde la perspectiva de Google, la política está diseñada para combatir el spam y las prácticas de contenido engañosas. La empresa argumenta que ciertos sitios alojan materiales de «terceros» de dudosa calidad para manipular las clasificaciones y atraer tráfico. Al penalizar estos comportamientos, Google pretende proteger a los usuarios de contenidos engañosos o de baja calidad.
Sin embargo, los reguladores europeos son cada vez más escépticos. Temen que la degradación automatizada de las páginas que contienen material de terceros pueda castigar involuntariamente a los editores reputados que colaboran con socios comerciales o patrocinados, una fuente de ingresos cada vez más vital en un mercado mediático en dificultades.
Para muchas organizaciones europeas de noticias, las asociaciones con anunciantes o proveedores de contenidos de marca no sólo son legítimas, sino esenciales para la sostenibilidad financiera. A la Comisión le preocupa que las penalizaciones algorítmicas de Google puedan distorsionar la competencia, restringir la innovación y amenazar la diversidad de la información disponible para los ciudadanos.
Lo que está en juego en la Ley de Mercados Digitales
En virtud de la DMA, la Comisión Europea tiene una autoridad sin precedentes para investigar y sancionar a «guardianes» como Google, Apple, Amazon y Meta por prácticas que distorsionan los mercados digitales. Si se descubre que Google ha infringido la ley, la empresa podría enfrentarse a multas de hasta el 10% de su facturación global, y de hasta el 20% en caso de infracciones reiteradas.
La legislación, que entró plenamente en vigor en 2024, pretende impedir que las plataformas dominantes abusen de su posición en el mercado y garantizar un ecosistema digital más justo tanto para los competidores como para los consumidores. Esta última investigación representa una de las primeras pruebas importantes del poder coercitivo de la DMA y podría sentar un precedente importante para futuras acciones reguladoras.
Para los responsables políticos europeos, la cuestión no es meramente técnica, sino cultural y democrática. La visibilidad justa de las fuentes de noticias es una piedra angular del pluralismo de los medios de comunicación y de la confianza pública. Si los algoritmos de búsqueda favorecen o penalizan desproporcionadamente a determinados medios, la propia estructura del espacio informativo digital está en peligro.
Equilibrio entre innovación y equidad
A medida que se desarrolla la investigación, Google se enfrenta a una creciente presión para que demuestre transparencia en el modo en que sus algoritmos de búsqueda clasifican y degradan los contenidos. La empresa mantiene que sus medidas están diseñadas para preservar la integridad de las búsquedas, pero los críticos sostienen que estos mecanismos opacos otorgan a Google un control excesivo sobre qué voces se escuchan en Internet.
El resultado de esta investigación resonará mucho más allá de Bruselas. Si la Comisión encuentra pruebas de prácticas desleales, Google podría verse obligado a ajustar sus políticas de búsqueda y restablecer una visibilidad más justa para los editores europeos. En términos más generales, el caso subraya la creciente determinación de Europa de regular las grandes empresas tecnológicas, no para reprimir la innovación, sino para garantizar que operan en igualdad de condiciones.
En una economía digital donde la información es poder, el mensaje de la UE es claro: incluso las mayores empresas tecnológicas del mundo deben cumplir las normas europeas.