
En la era de la información, cuando el acceso al conocimiento es más fácil que nunca, el analfabetismo funcional sigue siendo un problema acuciante en la Unión Europea. Aunque la mayoría de los ciudadanos europeos saben leer y escribir, una proporción significativa de ellos no consigue comprender o utilizar la información de forma eficaz en su vida cotidiana.
Si hiciéramos una radiografía de los porcentajes de los que saben leer pero no comprenden en todos los países de la Unión Europea y llamáramos a este cuadro “Analfabetismo Funcional”, podríamos poner de manifiesto una discrepancia significativa entre los Estados miembros. Según las estadísticas registradas el año pasado, se observa que existen grandes diferencias entre determinados países, con porcentajes que oscilan entre menos del 10% en algunos países nórdicos y más del 40% en los países del sudeste de Europa. Con este artículo queremos analizar las causas de este fenómeno extremadamente peligroso llamado analfabetismo funcional. También haremos una comparación que incluya la estructura del sistema educativo de los países miembros, los factores demográficos que influyen en el aumento del porcentaje de analfabetismo funcional, el nivel de financiación de la educación, el desarrollo económico y la influencia de las redes sociales en el individuo.
¿Qué es el analfabetismo funcional y las disparidades en la Unión Europea?
Según la definición, el analfabetismo funcional se refiere a la incapacidad de una persona de utilizar las competencias básicas de lectura, escritura y cálculo para desenvolverse eficazmente en la vida cotidiana, en la escuela, en el trabajo o incluso en las interacciones en la sociedad. Pueden leer un texto sencillo, pero no pueden extraer o interpretar correctamente la información presentada en ese texto, lo que limita sus posibilidades de empleo y participación activa en la sociedad. Según las últimas encuestas presentadas al público en general, los países con las tasas más bajas de analfabetismo funcional son Dinamarca (8%), Eslovenia (8%) y Finlandia (11%), mientras que Rumania (43%) y Francia (39%), Bulgaria y Grecia (27%) se sitúan en el polo opuesto. Estas diferencias plantean interrogantes sobre los factores que determinan estas estadísticas.
Un primer factor que influye en este fenómeno del analfabetismo funcional es el sistema educativo. Es bien sabido que los países nórdicos, como Finlandia y Dinamarca, son conocidos por sus sistemas educativos eficaces, centrados en el alumno o estudiante, que hacen hincapié en el pensamiento crítico y en la aplicación de los conocimientos a la práctica. Por el contrario, los sistemas educativos de los países con altos índices de analfabetismo funcional suelen ser rígidos, teóricos y centrados principalmente en la memorización. Este es un rasgo característico de la educación en Rumanía, el país con el mayor porcentaje de analfabetismo funcional de la UE. Si tomamos como ejemplo Finlandia, este pequeño país nórdico de 5,6 millones de habitantes invierte constantemente en la formación del profesorado y su currículo educativo es flexible y adaptado a las necesidades de sus alumnos. En el polo opuesto, en Rumanía y Bulgaria, las reformas educativas son a menudo incoherentes y la financiación de la educación está muchos porcentajes por debajo de la media europea.

El segundo factor que influye directamente en el fenómeno del analfabetismo funcional es la estructura demográfica y el contexto socioeconómico de cada Estado miembro. Así, los países con una población envejecida o con grandes comunidades rurales, como ocurre en Rumanía y Bulgaria, se enfrentan a retos adicionales en cuanto al acceso a una educación de calidad. La pobreza y la exclusión social también repercuten negativamente en los resultados educativos, y la falta de infraestructuras educativas (escuelas con aseos en el patio, sin agua potable, situadas a decenas de kilómetros del domicilio del alumno) en las zonas rurales contribuye al aumento de las tasas de abandono escolar y del porcentaje de analfabetos funcionales. El porcentaje del PIB destinado a la educación es también una variable extremadamente importante en la ecuación que da como resultado el porcentaje de analfabetismo funcional entre los ciudadanos. Por eso la financiación de la educación es un factor crucial. La mayoría de los países del norte de la UE gastan más del 6% del PIB en educación, mientras que Rumanía, Bulgaria y Grecia apenas superan el 3-4%. Esta diferencia se refleja directamente en la calidad de las infraestructuras escolares, los salarios del personal educativo, los materiales didácticos y el acceso de los alumnos a la tecnología. La fortaleza económica y la inversión en capital humano están directamente relacionadas con la tasa de analfabetismo funcional. Si observamos los países con economías fuertes, como Alemania y Suecia, vemos que comprenden la importancia de la educación como inversión en capital humano. Estos países desarrollan políticas educativas sostenibles y financian programas de recuperación y formación continua. En cambio, a los países con economías frágiles les resulta difícil dar prioridad a la educación en el presupuesto nacional.
Programas financiados por la UE para combatir el analfabetismo funcional
Es bien sabido que la Unión Europea tiene programas que financian múltiples iniciativas a través de fondos y programas estructurales. Entre estos programas se encuentran Erasmus+, PISA, Horizonte Europa y el Plan de Acción de Educación Digital. Apoyan la movilidad educativa, la investigación, la innovación pedagógica y el desarrollo de competencias digitales. EPALE (Plataforma Electrónica para el Aprendizaje de Adultos en Europa) es un proyecto que promueve el aprendizaje permanente y el aprendizaje de adultos. SELFIE es una herramienta digital que ayuda al personal escolar a comprender y mejorar la forma en que se utiliza la tecnología en la educación. Creemos que no hace falta explicar en qué consisten los programas PISA. Estas evaluaciones internacionales ayudan a los países a identificar los puntos débiles del sistema educativo y a aplicar reformas basadas en pruebas.
La influencia de las redes sociales en los jóvenes
Las redes sociales como Facebook, Instagram y TikTok tienen un profundo impacto en los jóvenes de la UE (desde edades cada vez más tempranas). Por un lado, estas redes pueden ser plataformas de información y educación alternativas. Por otro, su uso excesivo e incontrolado puede contribuir a la superficialidad del pensamiento, a la disminución de la capacidad de concentración y a la pérdida de interés por la lectura. El contenido incontrolado con información que no se corresponde con la realidad también es un problema. TikTok, en particular, promueve contenidos breves y a menudo insustanciales, lo que reduce la paciencia y la capacidad de análisis crítico de los jóvenes. Al mismo tiempo, el fenómeno de las “fake news” (cada vez más presente en la sociedad en la que vivimos) y la manipulación de la información pueden llevar a la confusión y dificultar la comprensión de la realidad, lo que sigue estando especialmente presente entre las personas con bajas capacidades funcionales.
Particularidades nacionales de los Estados miembros de la UE en relación con el analfabetismo funcional
Finlandia tiene un currículo educativo moderno centrado en la equidad y el aprendizaje colaborativo. La elevada inversión en formación del profesorado hace que Finlandia tenga una baja tasa de analfabetismo funcional (11%). Suecia hace hincapié en el aprendizaje individualizado y las competencias digitales. La integración de los inmigrantes es un reto educativo para el estado sueco. En Dinamarca encontramos un sistema centrado en el desarrollo de las capacidades prácticas y el pensamiento crítico, lo que se traduce en una baja tasa de analfabetismo funcional (8%). Estonia, con una tasa de analfabetismo funcional del 18%, es líder en digitalización de la educación, con excelentes resultados en las pruebas PISA. Alemania, con inversiones en infraestructuras y formación continua, apuesta por un sistema dual (escuela + práctica), pero hay diferencias entre los Länder. Francia se enfrenta a una elevada tasa de analfabetismo funcional (39%). Aunque en Francia encontramos centralismo educativo, hay problemas de desigualdad. España se ve afectada por el abandono escolar y la calidad de la enseñanza en las regiones desfavorecidas, lo que explica una tasa de analfabetismo funcional bastante elevada, del 24%. Italia, con una tasa del 23%, tiene un currículo educativo tradicional, pero sigue teniendo problemas para integrar la tecnología. Polonia ha hecho grandes progresos en educación en los últimos años, pero persisten las desigualdades. Sin embargo, la tasa de analfabetismo funcional en Polonia es del 23%.
Rumania, con una tasa del 43% (la más alta de la UE), se encuentra en la liga negativa de los países donde los jóvenes son incapaces de asimilar la información que leen. Esto se explica por la escasa financiación de la educación, las discrepancias entre la educación urbana y la rural y la baja remuneración de unos profesores poco motivados. Bulgaria, con una tasa del 24%, tiene problemas similares a los de Rumanía. Sin embargo, el gobierno búlgaro se ha esforzado recientemente por la digitalización y la inclusión.
Los frecuentes cambios en la política educativa y la infrafinanciación de la educación sitúan a Hungría al mismo nivel que Bulgaria. En Eslovenia, la inversión constante en educación y las políticas coherentes han dado como resultado una baja tasa de analfabetismo funcional del 8%. El sistema federal austriaco hace hincapié en la formación profesional. Con una tasa del 23%, el principal reto para Austria sigue siendo la integración de las minorías. A pesar de realizar importantes inversiones en educación, Bélgica tiene una tasa del 21% y grandes diferencias entre las regiones flamenca y valona. La política educativa holandesa (18%) es flexible y hace hincapié en la autonomía escolar. La crisis económica ha afectado al sistema educativo en Grecia, lo que se traduce en una tasa elevada del 27%. Chipre tiene problemas con la normalización educativa y el acceso equitativo de los jóvenes a la educación. La tasa de analfabetismo funcional en Chipre es del 24%. Irlanda (tasa del 21%) ha realizado inversiones recientes en formación del profesorado y digitalización. Portugal (tasa del 24%) ha hecho progresos significativos en las dos últimas décadas en la calidad del sistema educativo. La República Checa, con una tasa del 21%, tiene problemas con las diferencias de calidad de la enseñanza entre las ciudades y las zonas rurales. Croacia (tasa del 18%) tiene una reforma educativa en curso, pero existen dificultades para aplicarla en las zonas rurales.
Aunque se han observado mejoras significativas en los últimos años, la emigración está afectando al sistema educativo en Lituania, donde la tasa de analfabetismo funcional es del 18%. Letonia (tasa del 18%) informó de inversiones en infraestructuras escolares y digitalización. En Eslovaquia (tasa del 24%) se ha detectado la necesidad de reforma y equidad. El sistema educativo de Malta es pequeño pero funciona bien. La tasa de analfabetismo funcional va en aumento en el pequeño estado insular, en gran medida influida por cuestiones de diversidad cultural.
Soluciones y estrategias para reducir el analfabetismo funcional
Para combatir eficazmente el analfabetismo funcional, la Unión Europea y los Estados miembros deben adoptar un enfoque integrado mediante una reforma de los planes de estudios que pase del aprendizaje automático al desarrollo del pensamiento crítico y de las capacidades aplicadas. La formación continua del profesorado mediante la capacitación de los profesores en métodos de enseñanza modernos e interactivos podría ser otra estrategia para combatir el analfabetismo entre los jóvenes. La digitalización de la educación mediante la integración de la tecnología en el proceso educativo para que el aprendizaje sea más atractivo y eficaz, junto con el apoyo a las familias desfavorecidas mediante la concesión de becas, comidas gratuitas y transporte para reducir las tasas de abandono escolar, es otra solución que debería abordarse a escala de la UE. La cooperación transnacional, con el intercambio de buenas prácticas entre los países de la UE a través de redes educativas europeas, junto con programas de educación parental que impliquen a los padres en la educación de sus hijos, puede reducir significativamente las tasas de analfabetismo funcional.
El analfabetismo funcional es un problema complejo que refleja las desigualdades económicas, educativas y sociales dentro de la Unión Europea. Por eso se necesitan urgentemente reformas e inversiones sostenidas en educación. Para construir una Europa del conocimiento, es esencial que cada Estado miembro asuma su responsabilidad y aplique políticas públicas que garanticen no sólo el acceso a la educación, sino también su eficacia para formar ciudadanos activos, competentes y adaptables.