Bruselas aprueba una prohibición gradual de las importaciones rusas de gas y GNL para 2028, a pesar de la férrea oposición de Hungría y Eslovaquia
La Unión Europea ha dado un paso decisivo para poner fin a su dependencia de la energía rusa. En un paso histórico, el Consejo de la Unión Europea ha llegado a un acuerdo sobre una propuesta normativa que eliminará gradualmente las importaciones de gas natural y gas natural licuado (GNL) rusos a partir de 2026. El plan, dividido en tres fases, constituye una piedra angular de la estrategia más amplia REPowerEU de la UE, la hoja de ruta diseñada para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles rusos tras la militarización de los suministros energéticos por parte de Moscú durante la guerra de Ucrania.
Una estrategia de salida en tres fases
El plan de retirada progresiva comenzará el 1 de enero de 2026, cuando los Estados miembros de la UE ya no podrán firmar nuevos contratos de gas ruso o GNL. La segunda fase, que entrará en vigor el 17 de junio de 2026, pondrá fin a los acuerdos a corto plazo existentes. Por último, el 1 de enero de 2028 se eliminarán por completo todos los contratos a largo plazo.
Según el texto aprobado en Bruselas, las modificaciones de los contratos existentes sólo se permitirán para fines operativos estrictamente definidos y no podrán dar lugar a un aumento de los volúmenes. No obstante, se concederán algunas excepciones a los países sin litoral o a los afectados recientemente por interrupciones en sus rutas de suministro, lo que permitirá una flexibilidad limitada para mantener la seguridad energética durante la transición.
Las Voces Disidentes: Hungría y Eslovaquia
Aunque casi todos los Estados miembros respaldaron el plan, Hungría y Eslovaquia se opusieron firmemente. Ambos países dependen en gran medida de las importaciones de energía rusa y sostienen que el reglamento supone una amenaza directa para su seguridad energética y sus economías nacionales.
El ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Péter Szijjártó, expresó fuertes críticas, calificando la decisión de la UE de «sentencia de muerte para la seguridad energética de Hungría». Destacó que las realidades geográficas y las infraestructuras existentes dejan a Hungría con pocas alternativas viables a corto plazo. «Para nosotros, el suministro de energía es una cuestión de realidad física, no de política», dijo Szijjártó, advirtiendo de que el planteamiento de la UE ignora las vulnerabilidades únicas de las naciones centroeuropeas.
Del mismo modo, Eslovaquia expresó su preocupación por el hecho de que la transición impondría pesadas cargas económicas y podría poner en peligro la producción industrial, sobre todo en sectores que dependen de una energía asequible.
El contexto más amplio: Recortar los ingresos de guerra de Moscú
El embargo gradual del gas ruso por parte de la UE no es sólo una política energética: es una declaración geopolítica. Al reducir sistemáticamente las importaciones, Bruselas pretende privar a Moscú de una fuente de ingresos clave que ha financiado durante mucho tiempo los esfuerzos bélicos del Kremlin en Ucrania.
La declaración del Consejo describía la propuesta como «un elemento central de la hoja de ruta REPowerEU para poner fin a la dependencia de la UE de la energía rusa». Recordaba las repetidas interrupciones y manipulaciones del suministro de gas por parte de Rusia desde 2022, que tuvieron importantes efectos desestabilizadores en los mercados energéticos europeos.
Planes Nacionales de Diversificación
Según el nuevo reglamento, todos los Estados miembros de la UE deberán presentar planes nacionales de diversificación. Estos documentos deben describir la estrategia, los retos y las medidas de cada país para la transición del gas ruso a fuentes alternativas, incluidas las energías renovables, el aumento de las importaciones de GNL de otros socios y la mejora de las interconexiones entre los Estados miembros.
Los países que puedan demostrar que ya no reciben directa o indirectamente gas ruso quedarán exentos de determinadas obligaciones. Otros, sin embargo, deberán seguir demostrando avances concretos para poner fin a las importaciones rusas de energía antes de la fecha límite de 2028.
Normas aduaneras y de control simplificadas
En comparación con la propuesta original de la Comisión Europea, el Consejo ha introducido procedimientos aduaneros simplificados para el gas no ruso. Ahora los importadores sólo tendrán que presentar información a las autoridades competentes antes de que el gas entre en el territorio aduanero de la UE. En cambio, el gas ruso seguirá sujeto a requisitos de información más estrictos durante la fase de transición, incluida la divulgación detallada de los volúmenes contractuales, su duración y cualquier modificación.
Una ruptura permanente con la energía rusa
La decisión de la UE supone algo más que otro paquete de sanciones. Como señaló el ministro danés de Energía y Clima, Lars Aagaard, el reglamento representa «el núcleo de nuestra oposición al gas ruso». Destacó que, aunque las sanciones pueden complementar esta medida, el nuevo marco establece un cambio estructural permanente: aunque se alcance la paz en Ucrania, la UE no volverá a importar energía rusa.
Haciéndose eco de este sentimiento, el Comisario de la UE Dan Jørgensen calificó la medida de «señal muy, muy importante». Según él, Europa no busca simplemente una independencia temporal de Moscú, sino que se compromete a un futuro libre de combustibles fósiles rusos.
En esencia, el plan en tres fases de la UE señala el cierre de un capítulo histórico. Tras décadas de dependencia de la energía rusa, Europa está estableciendo un rumbo definitivo hacia la diversificación, la resistencia y la autonomía estratégica, incluso a costa de retos a corto plazo para algunos Estados miembros.