
Se ha activado la cláusula para aumentar el gasto militar
Bruselas – Doce países de la Unión Europea han pedido formalmente a la Comisión Europea que active la cláusula de salvaguardia nacional para aumentar el gasto en defensa, eludiendo temporalmente las limitaciones del Pacto de Estabilidad. Se trata de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Letonia, Polonia y Portugal. La medida, parte integrante del plan «Readiness 2030» (antes conocido como «ReArm Europe»), prevé la posibilidad de que los Estados miembros obtengan un espacio fiscal adicional de hasta el 1,5% del PIB anual para inversiones en defensa, sin que ello afecte al cálculo del déficit estructural. El objetivo es claro: reforzar la capacidad militar de la Unión ante las crecientes tensiones geopolíticas, empezando por la guerra de Ucrania.
La solicitud de excepciones debía enviarse antes de finales de abril, pero la Comisión dejó una ventana de tolerancia de unos días. El ejecutivo de la UE tiene previsto evaluar las solicitudes recibidas antes de la primavera de 2025, cuando publicará el paquete semestral europeo. El voto formal del Consejo de la UE podría tener lugar en julio, lo que permitiría que las cláusulas se activaran efectivamente ya durante el año. El Comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis, acogió con satisfacción las peticiones: «La UE está dando un paso decisivo para aumentar el gasto en defensa y preparación estratégica. La cláusula proporcionará un importante espacio presupuestario para invertir en las capacidades nacionales de defensa y en la industria europea del sector». La derogación, sin embargo, no es automática ni ilimitada: el margen de gasto adicional sólo se permitirá para inversiones en la función «Defensa», según se indica en la clasificación Cofog (funciones gubernamentales), y podrá aplicarse durante un máximo de cuatro años. Entre los grandes países fundadores de la UE, Italia, Francia y España aún no han formalizado la solicitud. Desde Roma, fuentes del Ministerio de Economía y Finanzas afirman que se tomará una decisión tras la cumbre de la OTAN de junio. España, a través del ministro Carlos Cuerpo, decidirá «en los próximos meses». París es más prudente: el ministro de Finanzas, Eric Lombard, ha planteado dudas sobre la sostenibilidad de la deuda francesa, dando a entender que Francia podría no adherirse.
Algunos países del norte de Europa se oponen con mayor firmeza. Los Países Bajos ya han descartado la activación de la cláusula, mientras que Suecia estaría considerando un aumento de los gastos de defensa incluso en déficit, pero sin recurrir a la exención fiscal. Según la Comisión, el impulso del gasto militar representa una respuesta extraordinaria a una fase histórica excepcional. «La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania constituye una amenaza directa para la seguridad europea», reza la declaración hecha pública por Bruselas, «y crea una presión significativa sobre los presupuestos públicos de los Estados miembros, que deben reforzar urgentemente sus capacidades de defensa.» El plan Preparación 2030 incluye, además de la cláusula, una financiación de 150.000 millones de euros a través del instrumento SURE, destinado a acelerar los grandes pedidos y apoyar a la industria bélica europea. El potencial total de gasto que puede desbloquearse gracias al nuevo marco regulador se acercaría a los 650.000 millones de euros en los próximos años.
A pesar del alcance del plan, la movilización real de recursos llevará tiempo. Las inversiones en defensa implican procedimientos complejos y largos, con contratos plurianuales y adquisiciones complejas. Los primeros datos ciertos sobre el uso real de los recursos no llegarán hasta 2026, cuando los Estados presenten los informes de situación de sus respectivos planes fiscales estructurales. Mientras tanto, Bruselas prepara el siguiente paso: el 16 de mayo se publicarán las previsiones económicas de primavera, que podrían incluir ya una estimación preliminar del volumen de recursos que podrán activarse en 2025. En un escenario mundial cada vez más incierto, la UE intenta, pues, un difícil equilibrio entre las necesidades de seguridad y la disciplina presupuestaria. La cláusula de salvaguardia, si se gestiona bien, podría representar un punto de inflexión hacia una defensa europea más autónoma, coordinada y creíble.