
Italia, antaño escéptica ante la energía nuclear, abraza ahora la energía atómica junto a 14 países de la UE, con el creciente apoyo de Alemania.
Bruselas – En un cambio importante para su política energética, Italia se ha adherido oficialmente a la Alianza Nuclear Europea, pasando de la condición de observador a la de miembro de pleno derecho. El anuncio lo hizo el ministro de Energía, Gilberto Pichetto Fratin, durante la reunión del Consejo de Energía celebrada el lunes en Luxemburgo. Este paso marca un notable cambio de dirección para un país que abandonó la energía nuclear mediante dos referendos públicos: uno en 1987 y otro en 2011.
Ahora, con los costes de la energía disparados y la seguridad energética amenazada, Italia está reevaluando la energía nuclear como opción estratégica. La primera ministra Giorgia Meloni, en una reciente asamblea de Confindustria en Bolonia, subrayó el compromiso del gobierno de “retomar la vía nuclear, centrándose en las tecnologías más innovadoras y en los reactores modulares pequeños”. La Alianza Nuclear Europea fue iniciada por Francia en febrero de 2023, en un momento en que la energía nuclear aún era vista con escepticismo por muchos en la Unión Europea. Los legisladores estaban muy centrados en las fuentes renovables, como la eólica y la solar, para alcanzar los objetivos de neutralidad climática del bloque para 2050. Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania y la crisis energética resultante -incluidas las interrupciones del suministro de gas y las subidas de precios- han reavivado el interés por la energía nuclear como fuente de energía fiable y baja en carbono.
Un creciente club de defensores de la energía nuclear
Con la adhesión de Italia, la Alianza cuenta ahora con 14 miembros de pleno derecho: Francia, Bulgaria, Croacia, Finlandia, Países Bajos, Polonia, República Checa, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Suecia, Hungría, Bélgica y, ahora, Italia. Estonia participa como observador. Está notablemente ausente España, que mantiene un sector nuclear nacional pero ha optado por no unirse al grupo. Austria y Luxemburgo siguen oponiéndose firmemente a la energía nuclear y han expresado su desacuerdo en los foros de la UE. Alemania, durante mucho tiempo firme opositora a la energía nuclear, ha dado recientemente muestras de suavizar su postura. Aunque no tiene previsto reabrir sus centrales nucleares, el nuevo gobierno del canciller Friedrich Merz se ha mostrado dispuesto a apoyar la igualdad de trato de la energía nuclear y las renovables en la legislación de la UE. Este cambio pragmático refleja una toma de conciencia europea más amplia: sin energía nuclear, los ambiciosos objetivos de descarbonización de la UE pueden ser inalcanzables.
La energía nuclear como pilar de la transición energética
El principal objetivo de la Alianza es situar la energía nuclear como pilar central de la transición de Europa hacia una economía neutra en carbono. Sus miembros abogan por un mayor acceso a la financiación pública y privada de los proyectos nucleares, incluidas tecnologías de vanguardia como los reactores modulares pequeños (SMR) y los reactores modulares avanzados (AMR). Estos sistemas de nueva generación se consideran más flexibles, escalables y seguros que las centrales nucleares tradicionales. Países como Suecia subrayan el valor de la energía nuclear como fuente de energía estable que complementa la intermitencia de las renovables. Para muchas naciones del norte y el este de Europa, la energía nuclear no es sólo una solución climática, sino también un componente crítico de la independencia energética.
Costes elevados y compromisos a largo plazo
Reactivar la energía nuclear no está exento de desafíos. La Comisión Europea calcula que alcanzar las ambiciones nucleares de los Estados miembros requerirá unos 241.000 millones de euros en inversiones para 2050. Esto incluye tanto la ampliación de los ciclos de vida de los reactores existentes como la construcción de nuevas instalaciones a gran escala. La decisión de Italia de unirse a la Alianza es, por tanto, más que simbólica: indica que está dispuesta a comprometerse con la planificación a largo plazo en un sector en el que los plazos se extienden durante décadas.
Para tener éxito, el gobierno italiano tendrá que comprometerse con el público y abordar el escepticismo persistente. Los referendos anteriores revelaron preocupaciones profundamente arraigadas sobre la seguridad, la eliminación de residuos y el coste. Ahora que el país vuelve a la arena nuclear, será esencial conseguir un amplio apoyo para evitar que se repitan los retrocesos anteriores. La entrada de Italia en la Alianza Nuclear Europea es un punto de inflexión en su estrategia energética. Mientras el continente se enfrenta a la doble presión del cambio climático y la inestabilidad geopolítica, la energía nuclear vuelve a perfilarse como una parte viable -aunque controvertida- de la solución. Con un apoyo creciente en toda Europa, que incluye un cambio de actitud por parte de Alemania, la Alianza pretende hacer de la energía nuclear una piedra angular del futuro energético de la UE.