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Europa en una encrucijada: Bruselas intenta reequilibrar los lazos con China en medio de un realineamiento tecnológico mundial

Ciencia y Tecnología - noviembre 4, 2025

Mientras el acuerdo entre Estados Unidos y China reconfigura el comercio mundial, la Unión Europea prepara su plan «ResourceEu» para asegurarse tierras raras y chips, redefiniendo su soberanía económica en una nueva era geoeconómica.

La economía mundial está entrando en una nueva y turbulenta fase, y Europa está justo en su centro. El acuerdo comercial firmado entre Estados Unidos y China ha hecho saltar las alarmas en Bruselas, donde los responsables políticos temen convertirse en daños colaterales de una rivalidad cada vez más intensa entre las dos mayores potencias del mundo. Pero la respuesta de la Unión Europea no es pasiva ni reactiva. Por el contrario, Bruselas se está moviendo con decisión para reducir la dependencia estratégica de Pekín, una medida que podría redefinir su papel industrial y geopolítico en las próximas décadas.

El Comisario europeo de Comercio, Maroš Šefčovič, captó el sentimiento predominante durante una comparecencia de alto nivel en Roma esta semana. «Debemos prepararnos para un mundo duro y difícil en el que la geoeconomía y la geopolítica están profundamente entrelazadas», advirtió, tras una llamada con el Secretario de EEUU, Howard Lutnick, sobre las posibles consecuencias del acuerdo entre Washington y Pekín. El acuerdo, que afecta tanto al mercado de las tierras raras como al suministro de combustibles fósiles, subraya lo expuesta que sigue estando Europa a los cambios de poder mundiales.

Tras su discurso en el Senado italiano, Šefčovič se reunió con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, para hablar de «la seguridad económica de la Unión», así como de las conversaciones comerciales en curso con el bloque Mercosur. Su visita se produjo en un momento crucial: en todas las capitales europeas aumenta la preocupación por la fuerte dependencia del continente de las importaciones chinas de minerales y componentes semiconductores esenciales.

De víctima colateral a actor estratégico

En las últimas semanas, los comisarios europeos de Ursula von der Leyen han debatido si la UE corre el riesgo de convertirse en una «víctima colateral» de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Šefčovič ha rechazado de plano este planteamiento. Según él, Europa no es un espectador, sino un objetivo de la política económica china, un blanco de la influencia estratégica y la presión comercial. Por ello, Bruselas debe comprometerse con Pekín directamente y en sus propios términos, independientemente de la dinámica cambiante entre Washington y Pekín.

Esto marca una evolución fundamental en la postura global de Europa. Durante décadas, la UE confió en los mercados abiertos y en las instituciones multilaterales para garantizar la estabilidad. Hoy, sin embargo, el bloque está construyendo una identidad económica más asertiva, capaz de proteger los intereses europeos en un mundo definido por la escasez, la competencia y la interdependencia estratégica.

Mientras Washington y Pekín negocian exenciones y normas de exportación, Europa ha estado desarrollando en silencio su propia estrategia global. El próximo plan ResourceEu, que se espera para dentro de unas semanas, pretende reducir la dependencia de China en materias primas críticas y componentes de semiconductores, al tiempo que diversifica las cadenas de suministro e impulsa la capacidad de producción nacional.

El reto de las tierras raras

No podría haber más en juego. Los minerales de tierras raras -esenciales para todo, desde vehículos eléctricos hasta turbinas eólicas y teléfonos inteligentes- están dominados por los proveedores chinos. Bruselas temía que el nuevo acuerdo entre Estados Unidos y China dejara a Europa más expuesta, al conceder a Washington exenciones especiales de las restricciones a la exportación de Pekín. Sin embargo, los primeros informes sugieren que China ha acordado suspender la introducción de nuevos límites a las exportaciones «para todo el mundo», no sólo para Estados Unidos.

Para Bruselas, esta pausa es un alivio bienvenido, aunque temporal. Se espera que la moratoria dure sólo un año, y sigue sin estar claro si se aplicará a todas las restricciones recientes, incluidas las promulgadas anteriormente en 2024. Por ello, la Comisión Europea ha pedido aclaraciones directas a los funcionarios chinos, que se espera que se reúnan con representantes de la UE para reanudar las conversaciones en Bruselas.

Šefčovič reconoció que la asociación con China es «cada vez más difícil». Las negociaciones con su homólogo chino, el ministro de Comercio Wang Wentao, se han centrado en restablecer el acceso a los «chips heredados» y suavizar los bloqueos a la exportación que amenazan la base manufacturera europea. La cuestión dista mucho de ser abstracta: cada automóvil fabricado en Europa requiere unos 1.000 chips, cada uno de ellos compuesto por más de 500 componentes. Las perturbaciones en esta cadena podrían paralizar industrias enteras.

Construir la seguridad económica de Europa

La respuesta de la Comisión combina la diplomacia inmediata con la reforma estructural a largo plazo. Por un lado, Bruselas está presionando a China para que levante la prohibición de exportar chips Nexperia, una medida que podría evitar el cierre de fábricas europeas de automóviles. Por otro, la UE está acelerando la inversión en fuentes alternativas de minerales críticos, capacidad de reciclaje y autosuficiencia tecnológica. Es probable que el plan ResourceEu complemente la Ley de la UE sobre las virutas y la Ley sobre las materias primas críticas, formando la columna vertebral de la nueva estrategia de resistencia industrial de Europa.

Este enfoque de doble vía refleja un despertar europeo más amplio a las realidades de la geoeconomía del siglo XXI. La era de la globalización no regulada ha terminado; lo que la sustituye es un sistema más fragmentado pero también más autosuficiente. El reto -y la oportunidad- de Europa reside en aprovechar este momento para reforzar la unidad interna y la capacidad tecnológica, en lugar de replegarse al proteccionismo.

Un nuevo consenso europeo

Aunque los Estados miembros pueden diferir en su ritmo y prioridades, se está formando un nuevo consenso en torno a la necesidad de autonomía estratégica. Francia y Alemania abogan por una producción nacional más fuerte, mientras que Italia -mediante un compromiso constructivo y una diplomacia equilibrada- impulsa el diálogo con China junto a los esfuerzos de diversificación. El enfoque coordinado de la Comisión marca un punto de inflexión: Europa ya no se contenta con reaccionar ante las decisiones de los demás; está forjando su propio destino en la economía mundial.

En los próximos meses, el éxito de ResourceEu dependerá de la voluntad política y la disciplina colectiva. Europa debe convertir el alivio a corto plazo -como la pausa temporal de las exportaciones chinas- en independencia a largo plazo. Eso significa movilizar la inversión, asegurar asociaciones alternativas en América Latina y África, e integrar la innovación en todo el panorama industrial del continente.

Puede que el panorama del comercio mundial sea «duro y difícil», como advirtió Šefčovič, pero la respuesta de Europa muestra una creciente madurez y determinación. Al reafirmar el control sobre sus recursos críticos y sus cadenas de suministro tecnológico, la Unión Europea no sólo se está adaptando a un mundo cambiante, sino que está definiendo lo que significa la soberanía económica en la era de la competencia geopolítica.

 

Alessandro Fiorentino